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Innovar y aportar desde lo público

Desde la izquierda: Víctor Manuel Fernández y Guillermo Vázquez

El Diccionario de la RAE define la eficiencia, de la que algo saben en las Administraciones públicas, como la “capacidad de lograr los resultados deseados con el mínimo posible de recursos”. Otro vocablo de moda es el de innovación y ambos van de la mano en la filosofía de los premios con los que la agencia GAIN, de la Xunta, reconoce el talento de los trabajadores interesados en impulsar cambios en la Administración pública. Pero una tercer característica es necesaria para merecer el galardón a Empregados Públicos Innovadores: “satisfacer” las necesidades de los ciudadanos.

Víctor Manuel Fernández y Guillermo Vázquez se han ganado el reconocimiento en la tercera edición de los premios entre casi 90 candidaturas con dos aportaciones que cumplen los requisitos: el primero propone usar la inteligencia artificial para mejorar el rendimiento del sistema educativo gallego, incluso para apoyar la toma de decisiones de índole vocacional de los alumnos, y, gracias al segundo, las personas con discapacidades visuales o auditivas podrán disfrutar con menos límites del teatro.

En el Centro Dramático Galego llevan tiempo pensando en cómo “facilitar” el disfrute de sus obras a personas sordas o ciegas. Es “complejo” buscar una solución sobre todo sin coste, apunta Guillermo Vázquez, técnico de sonido del CDG. Hasta ahora, se habilitaban unas funciones al año para ese público, pero Fran Núñez, su director, buscaba algo más y a Vázquez, también informático, se le ocurrió diseñar una aplicación que permitiese enviar subtítulos y descripciones a un programa que ya utilizan en las obras para sonido.

La idea es estrenarla en enero en el montaje de “La peste”. Vázquez ya está pensando en cómo mejorarla, porque, si bien los asistentes a la prueba quedaron “muy contentos”, sobre todo quienes pueden beneficiarse de la audiodescripción sincronizada de la obra, los subtítulos no fueron solución para quienes, no pudiendo oír, tampoco leen con fluidez. “Estamos explorando más vías, ver si hay modo de insertar un vídeo con lenguaje de signos”, apunta.

“La inquietud fue esa y lo que intentamos resolver. Como en la Administración siempre se está justo de personal y de presupuesto, si tienes una motivación, al final haces cosas y a veces acaban en algo interesante”, alega. Puestos a soñar, se pregunta cómo mejoraría la inclusión si otras compañías gallegas usasen la app, aunque ayudar a que niños invidentes puedan ir al teatro “un día cualquiera” es “un avance muy grande”. Y la “satisfacción” por ganar el premio de Proxecto coa temática máis innovadora, también lo es.

Una imagen del software del CDG

Inteligencia artificial

El premio del que se hizo acreedor, en la categoría de Identificación de Oportunidades, el ingeniero informático y doctor en Computación Distribuida Víctor Manuel Fernández, empleado de la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega), es, en cierto modo, un efecto colateral del COVID: ahorró dos horas al día en desplazamientos que invirtió en formarse en inteligencia artificial. Eso, y contar en la Xunta con más de 30 años de datos académicos traducidos en 17 millones de registros, lo pusieron sobre la pista de cómo mejorar el rendimiento académico.

Esos datos se podrían “entrenar a través de un sistema de inteligencia artificial para hacer predicciones a uno o dos años vista”, explica, y, “una vez que entrenas un modelo con los datos que ya tienes, puedes conseguir un montón de usos para la sociedad”. Plantea, cuando el modelo esté desarrollado, la posibilidad de disminuir la tasa de fracaso escolar, identificar trastornos como dislexia o TDAH, evaluar la calidad docente o del equipo directivo o recomendar ciclos, grados e itinerarios de Bachillerato.

“Y sobre todo, como los recursos son limitados, permitiría de forma automática adaptarse a las necesidades académicas que tiene el sistema educativo gallego para ser más eficiente”, señala Fernández. Así, la inteligencia artificial permitiría simular el efecto sobre el sistema educativo de ciertas decisiones, con la ventaja, argumenta, de que no se llevarían a cabo primero en el aula y “no se juega” con los niños. Ese paso supondría “un cambio en las reglas del juego” y la llegada de la Administración 3.0, proclama.

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