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Ir de compras o tomarse la medicación, retos para cien mil gallegos sin ayuda

Una anciana en un paseo. SANTOS ÁLVAREZ

Pese a los avances, aún hay enfermedades incurables. O situaciones: falta encontrar un remedio para la soledad no deseada, una preocupación para la Administración gallega en un contexto donde no es inusual que salte la noticia de alguien que puede pasar días fallecido en su domicilio porque nadie lo echó de menos. Teniendo en cuenta el envejecimiento, la dispersión y el nuevo modelo de familia, la Xunta ha decidido impulsar una estrategia específica para combatir esa soledad. Los números lo avalan. La Encuesta Europea de Salud refleja cómo una cifra significativa de gallegos reconoce que, si viniesen mal dadas, carecen de una red de apoyo con la que puedan contar y ese mismo sondeo también revela que algunos ya tienen dificultades para hacer de comer, ir de compras, administrar su dinero o tomarse la medicación y se ven en la tesitura de afrontarlas sin un auxilio.

En concreto, la Encuesta Europea de Salud difundida este año en el Instituto Galego de Estatística (IGE) cifra en 463.000 gallegos los que se enfrentan a algún problema para llevar a cabo alguna actividad habitual del hogar. Esa dificultad va por grados y los que peor lo tienen serían 235.000 ciudadanos que aseguran que no pueden preparar sus comidas o usar el teléfono o salir a comprar o realizar tareas domésticas en general. Son casi los mismos que indican que no les vendría mal un apoyo técnico o personal en al menos una de esas tareas. Y aunque una inmensa mayoría de quienes se ven en apuros de cualquier índole ante ciertas labores sí contaría con quien le eche una mano, un total de 107.000 personas, según la misma encuesta, no tienen disponibilidad de esas ayudas.

Estos datos se refieren a gente de 55 y más años, un colectivo en el que, según los datos relativos a Galicia de la Encuesta Continua de Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística, se incluyen unas 181.000 personas que viven solas.

La necesidad de apoyos va estrechamente ligada al envejecimiento, indica desde el Colexio Oficial de Traballo Social de Galicia la vocal Isabel Fernández Lema, quien advierte que lo esperable –por el incremento de la esperanza de vida– es que vayan a más. “Me preocupa porque no va a haber recursos para todos”, admite.

En cuanto a quienes precisan ayuda para acometer ciertas tareas, Fernández Lema señala que hay un porcentaje de población que requiere de apoyos “puntuales” para actividades básicas y que, si los recibe, “a lo mejor pueden seguir teniendo una calidad de vida más o menos buena en su propio hogar”, que es donde suelen querer quedarse en lo posible.

El rol de la Ley de la dependencia

De querer acceder a recursos públicos, hay que pasar por la Ley de la dependencia, apunta. Pero puede ocurrir, dice, que desde que se inicie el trámite para acceder al recurso hasta que se conceda pasen “dos años o más” y que “muchas veces cuando llega el recurso que al principio era para solventar pequeñas actividades esa persona esté más deteriorada”. En esa situación, el recurso ya no valdría y habría que cambiarlo. Aunque la gestión sería más rápida, se sumaría otro “retraso”. Esa “tardanza” es una de sus preocupaciones, de ahí que urja a que la Administración agilice los trámites.

En estos casos, destaca la utilidad de la ayuda en el hogar, un servicio del que también disponen concellos, pensada para quienes están bien, pero precisan apoyo en tareas de casa. El servicio, según la Xunta, incluye actuaciones en el entorno de los usuarios que les permitan realizar las actividades básicas de la vida diaria, además de atenciones domésticas para “incrementar la autonomía personal y calidad de vida del beneficiario, posibilitando la permanencia en su domicilio”. De hecho, es lo que se “lleva” en Galicia en cuestión de dependencia. Con datos del Imserso a 31 de octubre, son 24.227 ciudadanos con esta prestación, que supone ya una de cada cuatro ayudas concedidas –la mayoría– cuando hace una década rondaban la mitad.

Fernández Lema cita además la teleasistencia: “Sigues estando solo, pero mucha gente se siente acompañada”, defiende, porque no solamente supone pulsar un botón si algo le sucede al usuario, sino también el tener a alguien del otro lado que lo llama, que le felicita cumpleaños, que le recuerda tomar la medicación...., alega. Y añade asimismo el programa de Xantar na casa, para quienes no puedan prepararse sus comidas. “Xantar na casa y una hora de ayuda en el hogar de dos o tres veces por semana ya facilita mucho la vida a esa gente”, sostiene.

Dificultades en actividades básicas cotidianas

Las actividades del hogar, como las refiere el IGE al recoger los datos relativos a preparar comidas, usar teléfono, tomar medicación, administrar dinero o hacer de comer, no son el único frente en el que se reflejan los apuros que pasan muchos ciudadanos. Otro aspecto analizado en la Encuesta Europa de Salud son las recogidas como actividades básicas de la vida diaria y en torno a 200.000 gallegos, una cifra similar a la anterior y en la que pueden coincidir los afectados, se las apañan regular para tareas tan esenciales como sentarse o levantarse de una silla o de la cama, vestirse o desvestirse, alimentarse, ducharse o ir al baño. La encuesta cifra en más de 60.000 gallegos los que no pueden realizar alguna de estas actividades por sí mismos y otros 47.000 aducen dificultades “severas”.

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