El año de la pandemia generó un efecto de miedo en el consumo, frenando las compras, especialmente durante el confinamiento, y abocando a miles de gallegos al desempleo o a ERTE’s que abrieron para ellos un período de incertidumbre.
Durante ese período, sin embargo, el ahorro ciudadano se disparó, batiendo a mitad de este año el récord de recursos depositados en las entidades financieras de la comunidad, que suman 74.481 millones de euros. La Xunta se beneficia de esa situación, pues obtuvo el año pasado 26,5 millones del impuesto a los depósitos de la banca, creado en 2014.
El año pasado, el PP tachó de “hachazo fiscal” la imposición de la conocida como Tasa Tobin, un impuesto a las transacciones financieras globales. Sin embargo, en 2014, el Gobierno de Mariano Rajoy, presidente entonces de los populares, aprobó una medida similar: castigar a la banca por el dinero de sus clientes inmovilizado en sus cajas fuertes. Dos años antes, el mismo Gobierno había sacado adelante esa norma, pero con un gravamen del 0% para cortar el paso a comunidades que querían aplicarlo, como Andalucía, Extremadura y Canarias.
La Ley 18/2015 de 15 de octubre de Aprobación de Medidas Urgentes para el Crecimiento, la Competitividad y la Eficiencia incorporó ese impuesto en un momento en que los recursos eran necesarios para las arcas públicas, pero ya había pasado la peor fase de la crisis financiera global desencadenada por la quiebra de Lehman Brothers.
Entonces, se fijó una tasa del 0,03% sobre los depósitos, “cuya recaudación será destinada a las comunidades autónomas donde radiquen la sede central o las sucursales de los contribuyentes en las que se mantengan los fondos de terceros gravados”.
En principio, serían las entidades las que deberían afrontar ese pago con sus recursos, aunque en estos momentos, por ejemplo, se han batido los récords en el cobro de comisiones a sus clientes.
La Xunta se benefició el año pasado del incremento del ahorro y obtuvo 26,5 millones, 4,1 por encima de su previsión contable, según figura en la Conta Xeral de 2020. Esta partida no está detallada en los presupuestos del presente ejercicio ni en los de 2022.
De todas maneras, es previsible que la cifra aumente, pues los depósitos en Galicia sumaron al cierre del año pasado 73.188 millones y a mitad de este ejercicio, 74.481, según los datos del Banco de España. Para entender la magnitud de las cifras, sirve la comparación con 2011, cuando el dato alcanzó los 52.979.
A nivel estatal, el dinero que familias, empresas y sector público guardan en los bancos se elevó en el conjunto del Estado un 12,3% desde que estalló la crisis del coronavirus hasta alcanzar los 159.463 millones.
Esta cuestión contrasta con el efecto negativo para el erario público autonómico que generan los tipos de interés actuales: los bancos no pagan nada por tener su dinero invertido. De hecho, esos intereses cayeron desde los 46 millones de 2009 a los 8 de 2015. Ahora, la Xunta no ingresa ni un euro por esta cuestión, aunque tampoco paga por tener su dinero en las cuentas bancarias, como les sucede a algunas autonomías, según El País.