Tres décadas con los héroes de Salvamento Marítimo

Sufrió el desastre del” Prestige” hace 19 años, que supuso un antes y un después para este servicio, y ahora es un referente mundial

Un anvión de Salvamento sobrevuela un buque.   | // SASEMAR

Un anvión de Salvamento sobrevuela un buque. | // SASEMAR / Patricia Hermida

Patricia Hermida

A Coruña

En el amanecer del 2 de diciembre de 1992, una bola de fuego ascendía ante la atónita Torre de Hércules. El cielo se convertía en un manto negro sobre A Coruña. Y los vecinos corrían hacia las rocas donde había embarrancado el Mar Egeo. Ya por la tarde, el viento llevaba la humareda a Ferrol. Y el Golfo Ártabro recibía la catastrófica cantidad de 67.000 toneladas de crudo ligero. Con semejante bautismo de fuego nacía Salvamento Marítimo: un servicio fundado el 24 de noviembre, solo ocho días antes, aunque no entró en funcionamiento hasta el año siguiente.

Casco del “Prestige” partido en dos.   | // SASEMAR

Casco del “Prestige” partido en dos. | // SASEMAR / Patricia Hermida

A lo largo de estas tres décadas, que se celebrarán en 2022, las costas gallegas han asistido a las hazañas y también sinsabores de sus efectivos. Tienen un triple objetivo: salvar vidas, controlar el tráfico y luchar contra la contaminación marítima. En sus primeros 25 años, la Sociedade de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) consiguió rescatar a 350.000 personas. En el caso de Galicia, llegó a tener años de 1.200 vidas salvadas. Pero últimamente la media ronda los 900 rescates cada ejercicio.

Trabajadores de Salvamento.   | // SASEMAR

Trabajadores de Salvamento. | // SASEMAR / Patricia Hermida

Las cifras de asistencia crecen en el Mediterráneo debido a los movimientos migratorios en pateras. Para todo el territorio nacional, esta entidad pública empresarial dispone de 1.300 trabajadores. Y Galicia ha triplicado sus medios con la consolidación de Sasemar. El mapa de 1991 contaba con un Centro de Coordinación de Salvamento en Fisterra, dos buques de Salvamento, dos embarcaciones menores y un helicóptero con sede en A Coruña. Pero ahora Galicia dispone de este despliegue: los tres Centros de Coordinación y Salvamento de Fisterra A Coruña y Vigo; una Base Estratégica de Lucha contra la Contaminación en Fene; el buque Don Inda de lucha contra la contaminación en Fisterra; dos remolcadores de 63 metros de eslora; siete embarcaciones Salvamar de 21 metros de eslora; un avión en Santiago de Compostela y dos helicópteros.

Reconoce el Jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Vigo, José María Suárez-Llanos, que el accidente del Prestige (13 de noviembre de 2002, del que se cumplen 19 años) supuso un antes y un después para el servicio: “Nos marcó a todos, había pasado poco tiempo desde el Mar Egeo, teníamos material obsoleto... y a partir de entonces se realizó una inversión muy fuerte en efectivos tanto humanos como materiales”.

Si el Mar Egeo aceleró la puesta en funcionamiento de Sasemar, el Prestige mostró que se necesitaban mayores medios como se indica desde la propia empresa –solo las embarcaciones anticontaminación recogieron 18.000 toneladas de combustible directamente del mar–. Y se reforzó con creces a partir de entonces la detección, recogida y almacenamiento de vertidos de hidrocarburos.

Según la Federación Internacional Anticontaminación de Armadores de Buques Tanque, el número de derrames accidentales de hidrocarburos de petroleros ha disminuido un 90% desde 2010. Continúa amenazando al medioambiente, por lo que persiste la vigilancia aérea. Tomando como ejemplo el mes de julio de 2020, los tres aviones de Salvamento Marítimo en las zonas del Atlántico, Cantábrico, Mediterráneo y Canarias realizaron 61 detecciones de residuos plásticos aislados o en pequeñas acumulaciones. Y confirmaron que en las aguas españolas no existen esas grandes acumulaciones llamadas islas de plástico. En 2020 se abrieron 616 actuaciones de medioambiente: un 11% menos que en 2019 debido al descenso de actividad marítima ante la COVID.

Pero los efectivos de Sasemar, creada por la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante, también se enfrentan a diario con la muerte. Sus registros oscilan entre las 30 y 40 personas fallecidas cada año en las costas gallegas, en actividades relacionadas con el mar. Los archivos a nivel estatal enumeran una treintena de gravísimos accidentes en los últimos 30 años. En la contaminación marina quedaron teñidos de negro los nombres del griego Mar Egeo o el Prestige capitaneado por el también griego Apostolos Mangouras. Ya en 1987 había embarrancado el Casón.

El drama de los pesqueros

En 1996, el 15% de los accidentes en las costas gallegas correspondían a los mercantes, el 34% a pesqueros, y el 46% a buques de recreo. Indica el Jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Vigo que ahora el 57% de ocurre en embarcaciones de náutica deportiva y recreativa. Sus patrones tienen mejores tecnologías pero, en bastantes casos, carecen de la suficiente formación.

Pero son los accidentes de pesqueros los que se han cobrado más vidas. A lo largo del siglo XXI, casi 100 barcos se han hundido ante las costas gallegas. En los últimos años se han aliviado esos luctuosos números, pero solamente entre 2001 y 2011 fallecieron 60 marineros en pesqueros gallegos. Los cuatro naufragios con más víctimas fueron los siguientes: O Bahía en 2004 ante las Islas Sisargas con seis muertos y cuatro desaparecidos, el Siempre Casina en 2005 (Ribadeo) con seis muertos y dos desaparecidos, Rosamar en 2008 a 24 millas de Burela con tres muertos y cinco desaparecidos, y Cordero en 2008 a 20 millas de Cabo Prior con un muerto y cuatro desaparecidos.

Esa década puede considerarse claramente trágica para Galicia. Pero todavía en 2014, el pesquero Mar de Marín chocaba con el mercante Baltic Breez en plena ría de Vigo. Y fallecían cinco marineros.

Heredera de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos (1880) y en estrecha alianza con la Cruz Roja, Sasemar ha rescatado en toda España a medio millón de personas desde 1993. En el emocionante especial El Salvamento Marítimo en España, la vida por la vida (RNE), hablan las personas rescatadas sobre esa sensación de volver a empezar de cero. “Siento agradecimiento, te regalan otra vida más, te regalan tener familia”, indica una de las mujeres salvadas.

Y además del reto humano, también importa el tecnológico. Claro ejemplo se encuentra en la Base Estratégica de Salvamento y Lucha contra la Contaminación de Fene. Se creó en 2010 para ser el mayor centro de España contra un nuevo Prestige, con las sombras del petrolero asomando en las pesadillas gallegas. Y especializada en operaciones subacuáticas, almacena, mantiene y repara material para su traslado a cualquier emergencia.

“Tenemos un Salvamento modélico, un lujo a nivel mundial, todos nuestros controladores son marinos mercantes”, celebra Suárez-Llanos. Auténticos ángeles custodios en sus embarcaciones naranjas.

El laberinto judicial para cobrar continúa

Diecinueve años después de su accidente frente a la costa gallega, el Prestige continúa constituyendo un embrollo judicial en el que España no logra cobrar los 855 millones de euros a los que fue condenada a pagar la aseguradora del buque, London P&I Club. Esta cantidad apenas representa el 40% de los más de 2.300 millones de euros en los que el Tribunal Supremo español cuantificó los perjuicios ocasionados en más de 3.500 kilómetros de costa, desde la desembocadura del río Miño en Portugal hasta el litoral francés. A finales de 2018 se dirimió la responsabilidad penal por el mayor desastre medioambiental ocurrido en aguas españolas, con la condena del capitán del buque, Apostolos Mangouras, a dos años de cárcel, pero el pago de la factura que dejó el vertido de más de 66.000 toneladas de fuel todavía no ha sido resuelto. Tras una instrucción de casi diez años y un juicio de nueve meses, el nuevo litigio arrancó a finales de 2019 en Londres, donde España interpuso una demanda ejecutiva para cobrar de la aseguradora. Partes personadas en el proceso dan por hecho que, cumplido el 20º aniversario del hundimiento del petrolero frente a la costa de Fisterra, en noviembre del año próximo, todavía no se habrá resuelto el pago de los daños. De acatar los tribunales británicos la resolución del Supremo, los casi 900 millones de euros irán a parar a las arcas del Estado español, ya que tras el accidente del Prestige adelantó las indemnizaciones a los afectados.

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