La Lengua castellana en su versión más “ética”

El nuevo currículo incide en saber comunicarse, la lectura y el respeto a la diversidad lingüística

C. v.

Santiago

Caligrafía, dictados, diptongos, hiatos, aumentativos, diminutivos... Así, explícitamente formulados, estos contenidos aparecen en la normativa oficial aún vigente del currículo básico de Lengua castellana establecido por el Estado que rige para la etapa de Primaria, una normativa que quedará derogada en cuanto se aprueben los nuevos currículos ligados a la Lomloe. En el que prepara el Gobierno para esta materia en educación Primaria esos aprendizajes concretos no aparecen de forma explícita, pero sí el formar a personas “bien informadas, capaces de hacer un uso eficaz y ético de las palabras” y “respetuosas hacia las diferencias”, entre otras. Esa misma filosofía se mantiene en ESO y Bachillerato, donde se busca que las palabras sirvan a la convivencia democrática o la resolución dialogada de conflictos.

Las competencias específicas –qué se quiere que el alumnado haga, cómo y par qué– que recogen los currículos de Lengua castellana y Literatura de las tres etapas educativas, de los 6 a los 18 años, son en esencia las mismas, aunque varía su complejidad. En los tres borradores se repite que la primera competencia específica de la materia “se orienta al reconocimiento” –profundización, en caso de Bachillerato– “de la diversidad lingüística y dialectal de España y del mundo”, de cara a “combatir prejuicios y estereotipos lingüísticos”, mientras que otra parte relevante se refiere a la comprensión y producción oral y escrita. Aparecen destacadas en las normativas las exposiciones orales o la elaboración de trabajos de investigación, pero también hay sitio para los géneros propios de las redes sociales.

Además, se desliga el aprendizaje de la lectura a limitarlo en exclusivo al ámbito literario. “Saber leer hoy implica también saber navegar y buscar en la red”, señalan los proyectos de real decreto de Primaria y Secundaria, que insisten como en una competencia propia en la capacidad para seleccionar “información fiable”.

En los tres documentos la lectura es una competencia destacada, partiendo desde la inicialmente guiada que cede terreno hacia la autonomía con el avance de los cursos. En el nuevo currículo de ESO, se apuesta claramente por el “fomento del hábito lector” y en la lectura guiada se incluye entre los saberes básicos la lectura “con perspectiva de género”, mientras que en 2º de Bachillerato se promueve la lectura de obras “relevantes” de la literatura española e hispanoamericana.

Entre los “saberes básicos” de las propuestas curriculares se incluye, por ejemplo, aproximación a las lenguas de signos para Secundaria, estrategias para el uso de un lenguaje no discriminatorio o de detección de la manipulación informativa en Primaria.

Con todo, llegados a la ESO y a Bachillerato, aparecen también en las normativas descritos conceptos como sinónimos, hiperónimos, elipsis, afijos o relación entre estructura sintáctica y semántica de la oración.

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