El grupo empresarial Sacyr, a través de su filial Tungsten San Finx SL, acaba de presentar un nuevo proyecto de vertido de aguas residuales depuradas para lograr la autorización de la Xunta e iniciar la explotación de su mina de estaño y wolframio en San Fins-Vilacova, en el municipio coruñés de Lousame. Minerales como el wolframio (tungsteno), el cobre o el tántalo (uno de los componentes del coltán), han subido mucho su valor en los últimos años, y ante la actual falta de materias primas a nivel mundial, aún se revalorizarán más. Un reciente estudio de la Universidad de Oviedo además indicó que en esta mina hay presencia de uraninita, un derivado del uranio. La Xunta reclamó hace unos días a Tungsten un estudio radiológico por este motivo, a requerimiento del Consejo de Seguridad Nuclear.

San Fins, también llamada San Finx, es una mina histórica, que se abrió por primera vez en 1884, explotada por diversas empresas hasta su cierre en 1990. En el año 2009 la sociedad Incremento Grupo Inversor la reabrió pero ante la falta de financiación paró en 2013, aunque Valoriza (empresa de Sacyr), la compró dos años después a través de Tungsten y desde entonces inició trabajos y trámites para adaptar esta mina a las máquinas y técnicas actuales, y sobre todo a la actual normativa y exigencias medioambientales. En esta explotación, según información de la propia Sacyr, existen aún reservas de 800.000 toneladas de mineral, tanto de casiterita como de wolframita.

Vertido a la ría de 631.800 metros cúbicos de aguas residuales

Augas de Galicia ha iniciado el trámite de exposición pública de la solicitud de Tungsten San Finx SL para verter 631.836 metros cúbicos de aguas residuales al año, en la fase de explotación, a l río Pesqueira o rego de Rabaceiros, en la cuenca de la ría de Muros y Noia. Serán aguas residuales industriales depuradas. 631.836 metros cúbicos suponen 631 millones de litros al año.

En la fase previa a explotar la mina, que la empresa prevé que dure 493 días, más de un año, se verterán 65.000 litros a la hora de aguas residuales industriales de achique, bombeadas; 10.000 litros de residuales industriales de achique conducidas por gravedad; y un caudal máximo de 150 millones de litros al año de residuales industriales de escorrentía procedentes de la zona industrial.

Las aguas pluviales externas a la explotación, procedentes de las laderas de la mina, se recogerán en las cunetas y se conducirán al rego das Rabaceiras. Las residuales industriales de achique bombeadas, procedentes de varias galerías cuando esté la mina en explotación, se conducirán a una balsa de decantación de 2,2 metros de profundidad y de ahí irán a una planta de tratamiento.

Esta depuradora tendrá tratamiento químico con sosa y un reactivo para metales pesados, cuatro tanques donde se producirá la precipitación de los metales pesados, sistema de tres filtros y tanque de aguas filtradas para almacenar y donde se lavarán los filtros. Las aguas fecales generadas en la instalación por el personal se recogerán y almacenarán en un depósito estanco de 30.000 litros, un pozo negro, que se vaciará periódicamente.

Sacyr también es la propietaria de otra mina de wolframio y estaño en Galicia, la de San Juan, en el concello ourensano de A Gudiña.

Exposición pública del proyecto

El proyecto de la empresa estará en exposición pública para que pueda ser consultado durante un plazo de treinta días en las oficinas de Augas de Galicia en Santiago. Tungsten suspendió temporalmente en 2015 su actividad en San Fins tras iniciar los trabajos previos al arranque de la explotación ante la necesidad de contar con las autorizaciones para gestionar todo el volumen de agua que se genera en este tipo de minas. La empresa había contratado a más de una treintena de trabajadores para esta actividad, muy criticada por las entidades ecologistas por el impacto del vaciado de las galerías y los niveles de metales que se generarían.