"Un día fui a enseñarle una propiedad a un hombre; un ganadero que llevaba sus animales a pastar bloqueó el camino. El cliente me dijo: 'Si tengo que esperar una hora todas las semanas detrás de unas vacas igual no es para mí'", cuenta Elvira Fafian, de la inmobiliaria Aldeas Abandonadas. La anécdota sirve para ilustrar lo que parece una obviedad, pero que no siempre se tiene en cuenta: la vida rural no está hecha para todo el mundo que tenga en el asfalto, los bloques de edificios y las comodidades urbanas su ambiente propio. Y es que los llamamientos a repoblar la España (y la Galicia) vaciada a veces se tropiezan con una mala gestión de las expectativas. "Vender una aldea es muy fácil, lo importante es que no se vayan en un año", sentencia.

La promotora de Elvira Fafian tiene en estos momentos una cartera de 57 propiedades —algunas propiamente aldeas, otras, grandes fincas con varias edificaciones dentro—  a la venta en Galicia, una quincena más que hace un par de años. Constata un interés creciente, no tanto vinculado a la pandemia, sino que retrotrae a hace unos cuatro años, cuando después de décadas de declive la despoblación del rural empezó a tener protagonismo en el debate público. "Podemos recibir entre 50 y 100 llamadas diarias, sin contar los correos electrónicos", asegura Fafian, que insiste en su primera tarea cerciorarse de que los interesados tienen claro lo que se van a encontrar y cuentan con un proyecto para el lugar en el que se van a instalar.

Para empezar, más que un consejo conviene tener en cuenta un requisito: la disponibilidad económica. Entre la cincuentena de opciones de la promotora en territorio gallego los precios van desde los 30.000 euros de un grupo de tres casas una parcialmente desplomada— con hórreo y horno hasta los 2,6 millones de otras tres viviendas, estas perfectamente rehabilitadas y ubicadas en una parcela de 65 hectáreas frente a la costa. Es decir, hay opciones para particulares, incluso agrupados al estilo de cooperativas, y para inversores, pero en todo caso es clave, remarca Fafian, que después de afrontar la compra los nuevos propietarios no lo dejen todo a albur de las posibles ayudas de las administraciones.

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Aldea abandona en el Val do Eo Cedidas por Aldeas Abandonadas

Después del '¿tengo dinero?' viene el '¿qué quiero hacer?' "Lo importante es que venga gente con ideas, con proyectos, para que pueda generar actividad". La mera transacción ya empieza a mover una maquinaria interesante para la economía local (gestorías, notarías, etc.), pero para revitalizar estas zonas hace falta mucho más. Entre las propiedades de Aldeas Abandonas hay varios casos de complejos ya adaptados a fines turísticos, quizás la opción más obvia. Pero hay más opciones, como las granjas que apuesten por lo ecológico o los que recuperan viejos negocios como panaderías, y también están los que se mudan para seguir mediante el teletrabajo con su actividad profesional.

"Lo importante es que venga gente con ideas, con proyectos, para que pueda generar actividad"

Un perfil que está creciendo es el de los que se quieren jubilar en este tipo de entornos, entre los que destacan los emigrantes retornados con capacidad económica deseosos de "volver a sus orígenes" y que incluso compran aldeas "de tres en tres", pensando también en sus familiares y descendientes.

Otro punto a tener en cuenta es la relación con el ambiente y con sus habitantes. Como el cliente que se quejaba de tener que ceder el paso a las vacas, hay quien descubre con desagrado el olor a estiércol. O que no acaba de hacerse a las costumbres de las gentes del lugar. Elvira Fafian destaca que también ejerce como una suerte de mediadora, para que los nuevos habitantes "no rompan el entorno".

Un consejo más es el de no caer en el adanismo. Una expresión que ha hecho fortuna, incluso en términos administrativos, es el de "aldea modelo", para definir un cierto tipo de poblado recuperado y puesto en valor. "Todas son modelos, cada una tiene su nombre, su historia, su estructura", razona la promotora. Comprender la idiosincrasia de cada núcleo es clave para asentarse en él con éxito.

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Elvira Fafian relata que ha visto muchos casos de gente que compra aldeas y descubre enseguida que eso no es para ellos. Por eso pide tener en cuenta estos factores. Por cierto, el hombre que no quería esperar a las vacas pareció entender los ritmos y necesidades de la actividad ganadera y compró la aldea. El tiempo dirá si está en lo cierto.