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Las carencias de los alumnos al descubierto en selectivad: fallan en análisis y expresión

La ABAU del año de la pandemia en Vigo. Marta G. Brea

El 93 por ciento de los jóvenes que se presentaron a la selectividad en Galicia en la convocatoria de junio de este año la superaron, lo que, en principio, y en función de la nota, les da luz verde para ocupar ahora asientos en alguna de las facultades de la comunidad. No obstante, muchos de esos estudiantes han llegado a las universidades con carencias en análisis, razonamiento, ortografía o con “dificultades de expresión” en general, como apuntan correctores que han evaluado sus pruebas y a pesar de que, por otro lado, reconozcan que las calificaciones hayan ido a más, lo que asocian sobre todo a “la mayor posibilidad de elección por parte del alumnado al hacer el examen”, uno de los efectos colaterales de la pandemia.

Así lo manifiestan por ejemplo en el análisis que presenta de la ABAU, a partir de la opinión de los correctores, el grupo de trabajo de Geografía, materia de la rama de Humanidades y Ciencias Sociales que eligen en la prueba uno de cada diez alumnos, pero que reflejan una valoración que comparten responsables de supervisar otras asignaturas: en Geografía, tres cuartas partes de candidatos “evitaron” realizar ejercicios prácticos. “Al elegir solo preguntas teóricas se reduce mucho el nivel de interrelación, de argumentación, análisis y síntesis”, alegan los correctores. Y subrayan que muchos recurrieron a la teoría, “por estar asentada la idea de una mayor dificultad de los prácticos”. En concreto, “las mayores deficiencias” se observan en la capacidad de análisis, y el problema no sería nuevo. En esa línea, urgen a trabajar en el aula para paliar el “claro déficit” en análisis y reflexión, y no se trata de solventar estas carencias en 2º de Bachillerato, sino ya desde etapas previas, como la ESO, sugieren, a costa incluso de recortar el temario.

Eso en los contenidos, porque en la forma llegan a defender, ante el número “muy significativo” de pruebas con errores ortográficos “muy graves y reiterados”, el que quizás sea necesario evaluar este aspecto con un peso en la nota, tal y como ocurre, alegan, en otras comunidades. Además, si bien detectan una “mejora” en coherencia y orden en la exposición, “sigue” apreciándose una “carencia de reflexión previa” a la fase de escritura del examen.

No solo se quejan de estos aspectos en Geografía, sino también en Lengua Castellana y Literatura, una materia de la que todos los candidatos a un puesto en los campus deben examinarse. El informe de sus correctores traslada que “sigue siendo prácticamente unánime la preocupación por las dificultades de expresión de muchos alumnos”. De hecho, advierten cómo la manera de expresarse en los temas memorizados, los de literatura, contrasta con la del comentario crítico o resumen, “mayoritariamente muy deficiente”, proclaman. De ahí que consideren “perentorio y urgente” trabajar la expresión escrita del estudiantado, desde su “riqueza léxica” a la sintaxis, pasando por el régimen verbal.

Los docentes de Lengua: “Unánime preocupación por las dificultades de expresión de muchos alumnos”

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En la asignatura de Historia de España, otra de las que sí o sí hay que afrontar para obtener el apto en la ABAU, y pese a reconocer que los resultados de las pruebas han sido buenos –lo que explican por la “mayor flexibilidad” del modelo de examen, pero también por el trabajo del profesorado–, los correctores indican que “la redacción, la ortografía y la presentación” de los exámenes “deben mejorarse”. Igual que sucedía en Lengua Castellana, es en la composición del texto histórico, una tarea de redacción, donde perciben “mayores deficiencias”.

Los balances de Física o de Química, materias de la rama de Ciencias, comparten este tipo de alusiones. En Química, por ejemplo, correctores indican que “es preciso trabajar más la expresión escrita” y “en la lectura comprensiva de los enunciados”, ya que “a veces no saben de qué parten ni qué se les pide”, aparte de incidir en la síntesis y claridad de las exposiciones. Como en Geografía, perciben que, con el nuevo modelo de examen derivado de la pandemia, los alumnos eligen más cuestiones “en principio, más memorísticas” y de últimas las que “requieren razonamientos” y “presentan una mayor dificultad”. En Física hacen constar del mismo modo cómo “tienen más dificultades” al razonar sobre una cuestión concreta que ante problemas “más mecánicos”.

El examen del futuro, una materia pendiente

Las diferencias en los resultados en los exámenes de la ABAU entre las diferentes comunidades, con Galicia en los puestos de cola en nota media total de sus alumnos en las dos convocatoriasen 2020 fue de un 6,48, solo más elevada que en Baleares– han puesto sobre la mesa un debate sobre cómo abordar la selectividad, debate que el coronavirus interrumpió cuando desde el Gobierno y la CRUE se habían avenido a indagar si existían diferencias.

Con la pandemia, Gobierno y comunidades acordaron un formato de examen de más opciones para evitar perjudicar a los alumnos que pudieron recibir formación de manera desigual en el confinamiento, modelo que se mantuvo este 2021. Los grupos de trabajo de cada asignatura gallegos explican que esperan la decisión de cara a 2022, aunque en algún caso especulan con que se mantendrá una mayor opcionalidad.

El Ejecutivo central tiene aún que definir, consultadas las comunidades, cómo será esa prueba, según reza en la propuesta de currículo de Bachillerato colgada en la web de Educación. Ese documento recoge lo que había avanzado el real decreto que modifica la evaluación y la promoción adaptado a la Lomloe: que los alumnos podrán acudir a la ABAU con una materia de Bachillerato suspensa si cumplen varios requisitos y les deja el equipo docente. Ya durante la pandemia Gobierno y comunidades abrieron la mano a “flexibilizar” la titulación en Bachillerato, aunque, por ejemplo, en el curso 2020/21 Galicia no permitió que alumnos con suspensos acudieran a la ABAU, lo que suscitó críticas de asociaciones de padres que consideraron que se generaba una “enorme desigualdad” cuando en otras autonomías sí podían acudir supuestamente con pendientes.

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