El sistema público de pensiones sobrevivirá en el año 2050, pero en un contexto diferente y a través de una reforma que aparque visiones cortoplacistas y sirva para consensuar un modelo “sostenible”. No hay visiones “apocalípticas”, pero sí cambios “drásticos”. Así lo plantean expertos como Elisa Chuliá, directora de Estudios Sociales de FUNCAS; Cristina Estévez, secretaria de Política Institucional de UGT; o Diego Valero, profesor de la Universidad de Barcelona, en el marco de la jornada “Diálogo sobre el futuro del envejecimiento”, celebrada ayer en Santiago.

En el encuentro la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz rechazó, en la misma línea, “alarmismos” sobre el futuro de las pensiones, pero abogó por cambios en aras de su “sostenibilidad”. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, instó a abordar el debate para que las prestaciones sean “viables y suficientes”.