Galicia perderá casi el 10% de sus recursos hídricos en 2039 por el cambio climático

Imagen de archivo del embalse de Eiras en 2018 / Ricardo Grobas

Galicia debe prepararse para episodios de sequía cada vez más frecuentes. El país de los mil ríos no se libra de las consecuencias del cambio climático. La Xunta prevé una reducción media de los recursos hídricos para el año 2039 del 8,6%. Se trata de un volumen de agua equivalente a cinco veces la demanda de abastecimiento de las principales aglomeraciones urbanas gallegas (sin contar industria y agricultura ). Si se compara con el consumo de los concellos situados en el entorno de la ría de Vigo y Baiona, la pérdida sería de hasta 18 veces sus necesidades anuales de suministro de agua. Para mitigar el efecto de las sequías, la Consellería de Infraestruturas acaba de sacar a información pública un nuevo plan para afrontar episodios de escasez de agua en la cuenca hidrográfica Galicia-Costa. En el peor de los escenarios, Xunta y concellos podrán reducir hasta un 25% el volumen de agua suministrada para el abastecimiento urbano e industrial.
Los episodios de sequía dejarán de ser algo extraordinario. De hecho, la Xunta constata que en los últimos 46 años ya se han intensificado. Si entre 1940 y 1975 solo hubo un caso de sequía severa (entre 1953 y 1954), en el último medio siglo ya se han registrado siete periodos de déficit hidrológico de carácter grave (el último entre diciembre de 2016 y enero de 2018).
Para elaborar su plan contra la sequía la Xunta ha calculado cómo afectará el cambio climático a los recursos hídricos basándose en una investigación del Centro de Estudios Hidrográficos. “El resultado pronostica una reducción de recursos hídricos que irá acentuándose conforme avance el siglo XXI”, explica Augas de Galicia. Además, advierten que la mayor escasez de agua se dará en torno a febrero, en lugar de en los meses de verano.
En 18 años los recursos hídricos bajarán un 8,6% hasta los 10.979 hectómetros cúbicos anuales, es decir, los ríos gallegos perderán unos mil hectómetros cúbicos de agua, un volumen considerable teniendo en cuenta que la demanda de abastecimiento urbano en los concellos de más de 20.000 habitantes en Galicia se sitúa en los 215 hectómetros cúbicos anuales.
El mayor descenso de recursos hídricos se registrará en el norte de Galicia. La comarca de Ferrolterra y Betanzos tendrá un 11,45% menos de agua. En el sur, en los concellos que pertenecen al sistema de explotación del Río Verdugo, Ría de Vigo y Baiona (Cangas, Moaña, Vilaboa, Soutomaior, Redondela, Vigo, Nigrán, Gondomar y Baiona) la reducción hídrica será del 7,79%, la segunda más baja de Galicia. Desde Baiona hasta la desembocadura del Miño estos recursos caerán un 8,27% y en los municipios de la ría de Pontevedra habrá un 7,92% menos de agua. Pero además la Xunta prevé también un 6,9% menos de recursos en las masas subterráneas de agua y una disminución del 8,7% en los acuíferos.
Para combatir las sequías Augas de Galicia establece cuatro escenarios: uno normalizado, uno de sequía moderada, otro de sequía severa y una última fase de situación de emergencia. En estado de escasez de agua severa se podrá ordenar una reducción del 15 por ciento en el suministro de agua, pero se elevará hasta el 25% si se pasa al estadio siguiente de sequía grave.

Imagen de archivo del embalse de Zamáns / José Lores
El plan de sequía de la Xunta contempla las medidas que se pondrán en marcha en caso de escasez de agua en la cuenca hidrográfica Galicia-Costa. Además de una constante vigilancia y seguimiento de los recursos de agua disponibles y de los consumos, se prepararán reservas de agua estratégicas para garantizar el suministro. Para ello se intensificará la captación de aguas subterráneas mediante pozos específicos “especialmente preparados y reservados para afrontar estas situaciones”. Además, el Gobierno gallego podrá adaptar el régimen de explotación de los embalses hidrológicos para que funcionen también como reservas estratégicas de agua para determinados usos. En casos extremos, Augas de Galicia podrá incluso suspender concesiones de agua y se reforzará la vigilancia sobre captaciones ilegales. Además los concellos podrán subir el recibo del agua durante estos episodios de escasez para incentivar el consumo.
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