La digitalización y la automatización del trabajo han experimentado una notable aceleración en los últimos años y como se trata de fenómeno global, Galicia también están inmersa en este proceso, que seguirá creciendo durante la próxima década. No tiene vuelta atrás y las administraciones públicas además lo impulsan. Pero una transformación así tiene sus efectos en el mercado laboral. Y una de ellas es que en Galicia el 38% de los trabajadores tendrá que redefinir o actualizar sus competencias profesionales a medio plazo para adecuarse al nuevo fenómeno y no quedar descolgado o perder su empleo.
Esta es la principal conclusión de un informe elaborado por dos grupos de investigación de la Universidade de Santiago (Empresa e Administración y Valoración Financiera Aplicada) en el marco de un convenio firmado con el Instituto de Promoción Económica de Galicia (Igape) para evaluar el impacto que la automatización y la digitalización tendrán en el empleo en la economía gallega a medio plazo.
Los autores sostienen que la combinación de inteligencia artificial, robótica y otras tecnologías digitales están produciendo ya profundas innovaciones y la previsión es que acarreen intensos cambios en todos los sectores económicos en la próxima década, con las pertinentes consecuencias sobre las tareas y ocupaciones que desarrollan los trabajadores en la industria gallega.
Tanto es así que en el “enfoque pesimista” se calcula que el 38,66% de los empleos se enfrenta a un “elevado riesgo” de automatización, mientras que en el escenario “optimista”, el 39% se situaría en una zona de “riesgo moderado”.
¿Significa esto que cuatro de cada diez trabajadores gallegos pueden perder su puesto? Evidentemente, no. Pero sí obligará a los trabajadores a “reciclarse”, a actualizar sus competencias laborales y a estar preparados para un cambio irreversible.
“Esto no debe ser interpretado como que todos esos puestos de trabajo desaparecerán, pero sí que puede cambiar de forma sustancial la manera en que se realizan y tienen una mayor probabilidad de ser sustituidos por máquinas o por personas de mayor cualificación. Es preciso mejorar la cualificación y recualificar y formar en nuevas competencias y conocimientos para aprovechar la digitalización y automatización y que de esta forma sea un aliado en lugar de una amenaza”, sostienen los autores del informe, dirigidos por Luis Otero González y César García Novoa.
Según la ocupación, las probabilidades de ser sustituido por procesos automatizados varían una enormidad. En directivos, gerentes y técnicos y profesionales científicos e intelectuales, el riesgo es mínimo, alcanzando las mayores cotas en personal contable, administrativo y otro tipo de oficinistas, los trabajadores en operaciones elementales y, paradójicamente, los empleados cualificados en las áreas de actividad agrícola, ganadera, forestal y pesquera.
Por sectores, tomando como referencia el “enfoque negativo”, el agrícola-ganadero sería el más afectado por la digitalización y, por tanto, donde más se tendrían que “reciclar” los trabajadores adquiriendo nuevas competencias vinculadas al uso de nuevas tecnologías, inteligencia artificial o robótica. El riesgo llegaría casi al 79% de los ocupados. También superan el 70% otros sectores como el de la madera, automoción, procesos fabriles, hostelería, alimentación o textil-calzado.
“Los efectos de la automatización y de la digitalización sobre el empleo provocarán un déficit de profesionales con determinadas habilidades y perfiles muy especializados que las empresas van a demandar, y una transformación del resto de trabajos, con un aumento del nivel de desempleo en perfiles de menor formación académica o no capacitados”, se recoge en el informe.
