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La plaga de las ofrendas que ensucian el patrimonio: ahora en la Catedral de Santiago

"Ofrendas" en la escalinata de la Catedral de Santiago.

Si este verano nos llevábamos las manos a la cabeza con las imágenes de las mascarillas usadas abandonadas en San Andrés de Teixido como ofrenda, ahora esta incívica moda se ha extendido a la mismísima Catedral de Santiago. El periodista y divulgador cultural Manuel Gago compartió en su cuenta de Twitter unas fotografías para la indignación. En las instantáneas se aprecian distintos objetos depositados en la escalinata del Obradoiro: piedras con inscripciones, conchas de vieiras, peluches, velas, cartas, fotografías... hasta chalecos reflectantes.

Un "improvisado" altar de peregrinos y turistas que abandonan todo tipo de artículos a modo de ofrendas a los pies del templo del Apóstol Santiago.

"Na fachada da catedral comezaron a as ofrendas ghulais, incluídos chaleques reflectantes. Abraiante a falta de educación patrimonial. O teu rollito non xustifica emporcar un monumento", muestra su contundente repulsa el periodista.

Esta práctica no es nueva pero parece haber cobrado fuerza en los últimos meses. El pasado verano la imagen de un "tendal" con mascarillas y pañuelos usados en las inmediaciones del templo San Andrés de Teixido puso el grito en el cielo contra estas supuestas tradiciones. Los vecinos de Cedeira llevaban años quejándose del problema medioambiental y sanitario que supone el abandono de objetos personales en enclaves históricos o naturales. Hace años, el Concello de Cangas tuvo que alertar acerca de la proliferación de monolitos en el Monte do Facho, donde los visitantes usaban piedras del propio castro para crear estas columnas pétreas.

El Camino de Santiago no es ajeno a estas prácticas, que también se extendieron a los "milladoiros", tradicionales montículos formados por rocas que depositaban los peregrinos en puntos elevados con un significado espiritual que varía entre la petición de protección y la superación de etapas al ver Santiago cada vez más cerca. Estos "milladoiros" comenzaron a desfigurarse fruto de la creación de tótems con las piedras que yacían en ellos.

También es conocida la acumulación de basura al final del Camino en Fisterra, donde muchos peregrinos deciden llevar a acabo un ritual de renacimiento en el que abandonan el calzado o la ropa con los que completaron la ruta - incluso quemándolos- u otro tipo de artículos como pulseras, collares, peluches, mochilas...

Las ofrendas se acumulan ahora en el mismo Obradoiro, desluciendo una dilatada, costosa y laboriosa rehabilitación que ha devuelto a la Catedral todo su esplendor.

En su lapidario tuit, Gago critica la falta de educación patrimonial e incide en que, más allá del valor que el visitante le pueda dar a su ofrenda, estos objetos tan solo ensucian los enclaves históricos o naturales en los que son abandonados.

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