La conversación, que no cara a cara o debate, entre Felipe González (PSOE) y Mariano Rajoy (PP) va camino de convertirse en una tradición en el Foro La Toja. Ya son dos los encuentros protagonizados, el primero en 2019 y el de ayer. Hablan de todo, y buscan con premeditación coincidir más que discrepar, quizás con ánimo de señalar a sus sucesores el camino a seguir. Hasta ahora sin éxito.
González y Rajoy son dos raras avis en la política actual. Siendo tan diferentes, se entienden y han generado cierta sintonía entre ellos. El expresidente socialista compara a Rajoy con Confucio y aplaude su moderación, que “es la virtud de los fuertes”, y el exmandatario gallego invita a su homólogo de jubilación en las lides políticas a pasear por Armenteira, ya que a ambos les gusta “pasear por el monte”. Ayer los dos quisieron poner deberes a los que ahora ocupan su lugar y mandan: Urge pactar la renovación del Poder Judicial y el uso de los fondos europeos.
“El consenso es sinónimo de civilización y da certidumbre y estabilidad al país”, porfió Rajoy. “El diálogo tiene que tener un objetivo general que no es buscar el centro, sino la centralidad que permite que haya diversidad de pensamiento pero también consenso y que las diferencias no nos fracturen”, expuso González.
“El consenso es sinónimo de civilización y da estabilidad al país”
El primero en ir al grano fue el exdirigente del PP. Ya en su primera intervención, proclamó que “no es partidario del consenso en todo, pero sí en lo más importante”, y entonces señaló la renovación de los órganos constitucionales y el uso de los fondos europeos. “Echo en falta algunos acuerdos en los grandes temas fundamentales”, remarcó. Y la moderadora, la periodista Gloria Lomana, entró al trapo y pidió la opinión de González.
“No podemos tener órganos constitucionales varados. Es un incumplimiento flagrante de la Constitución. ¡Un retraso de tres años en el Consejo General del Poder Judicial!” amonestó el líder socialista a los “constitucionalistas” y les urgió a “desbloquear” la renovación del Poder Judicial como “un ejercicio de centralidad”.
Hasta 2026, señalaba un día antes la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, también en el Foro, España recibirá 140.000 millones de fondos europeos para impulsar la recuperación, pero también para la transformación de la economía, tras la pandemia del COVID. “Son tantos fondos como los dados por Bruselas en los últimos treinta años”, explicó la también ministra para dimensionar el ambicioso programa para una España más verde, más digital y también más solidaria y justa. Pues, ayer Felipez González consideró “urgentísimo” que PP y PSOE “se sienten y se cansen de estar sentados para volver a sentarse” y pactar un buen uso de esta ingente cantidad de dinero, porque permitirán a España “dar un salto cualitativo”. “Hay que hacer un gran esfuerzo de consenso, pues los fondos son importantes y no nos van a durar muchos años”, precisó.
Rajoy también proclamó que es “capital hacer un buen uso de esos fondos y con rapidez”. Y recordó que él se enfrentó a la crisis financiera de 2008 y entonces Europa no dio ayudas, ni suspendió el plan de Estabilidad y el Banco Central Europeo no actuó “tan inteligentemente”. “Ahora se porta mejor”, apostilló. La búsqueda del consenso no fue el único tema que abordaron los dos expresidentes.
“Franco era un Torquemada, pero ahora hay un montón de inquisidores que te echan los caballos”
González y Rajoy se deben a sus partidos, pero hablan sin ataduras. No hay cálculo electoral en sus declaraciones. Y así los dos coincidieron en alertar contra las “25 o 30 Inquisiciones” que hay en el país, según el político socialista, o “los Torquemada que florecen por doquier y te atizan inmesericordemente” solo por decir lo que uno piensa y discrepar, según Rajoy. “Yo digo lo que pienso y pienso lo que digo”, defendió Felipe González, y abundó en su reflexión: “La gente tiene la sensación de que vivíamos más libres en los 80 y 90 que ahora. Como la libertad en parte es una sensación, en esta política tan poliédrica en el que hay 20 Torquemadas, para hacer política hay que callarse”.
Rajoy optó por ser “un prudente alegre” y lamentó el exceso de optimismo del Gobierno: “No nos estamos recuperando todos y hay que andarse con cuidado”. Pidió al Ejecutivo de Pedro Sánchez “un plan de consolidación fiscal y otro de reformas” para dar confianza a los mercados, eso sí bajo la máxima de “no cambiar lo que funciona” y no emprender reformas por “dogmatismo o sectarismo”.
“El Gobierno debe presentar un plan de consolidación fiscal y otro de reformas”
Felipe González, a su vez, se presentó como “un optimista bien informado” y aseveró con rotundidad: “La economía española va a rebotar con fuerza, pero un matiz importante: la recuperación de España depende del compromiso de los ciudadanos españoles. Sino, no vamos a salir adelante. Esto no llueve del cielo”.
Los dos examandatarios coinciden en que la salida de EEUU de Afganistán ha evidenciado que Europa “no tiene política exterior ni de seguridad y defensa”. “Nosotros teníamos algo así como subarrendada nuestra defensa a una gran potencia como es Estados Unidos. Creo que Europa necesita una política exterior y de defensa ya”,razonó Rajoy. Igual que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, veinticuatro horas antes, Felipe González se mostró a favor de la creación de “una fuerza de intervención rápida” de la UE, pero “para cosas concretas”. “Sería la mayoría de edad de la Unión, necesita dar ese paso, hacerse cargo de su futuro”, sentenció.
“En el marco de la Constitución, no cabe ni amnistía ni autodeterminación”
“Hoy no procede. Sigue siendo el punto de encuentro de la mayoría de los españoles. Estoy radicalmente en contra de cambiar por cambiar”, expuso Rajoy y González coincidió en que veía “difícil” su revisión por “la polarización y dispersión de la política española” . El líder socialista manifestó que la Constitución de 1978 “no es perfecta porque fue fruto del acuerdo, se puede hacer ahora una Constitución perfecta, ¿pero cuánta gente entraría en ella?”. “Pactamos una Constitución no perfecta, pero permite la convivencia y busca ese espacio de centralidad”, defendió.
“¿Yo estaría en contra de un diálogo con la Generalitat?, no; ¿y con la otra mitad de Cataluña? no. No estoy en contra. Pero siempre que tenga la seguridad de que el diálogo se hace desde el respeto de la Constitución. No fuera de su perímetro”, afirmó González, y agregó: “En el marco de la Constitución, no hay amnistía ni autodeterminación”. También animó a buscar “el héroe de la retirada”, en el flanco independentista. Rajoy fue en la misma línea: “Yo también he hablado (con Cataluña) y el límite es la Constitución. La soberanía nacional es del pueblo español y el referéndum fue ilegal porque quien decide lo que es España no es una parte de España, sino el conjunto de los españoles”. El líder popular también quiso exponer que si ahora se ha rebajado la tensión entre Estado y Cataluña no es por la labor del Gobierno actual, sino porque antes su Ejecutivo hizo ver a los independentistas “que el Estado tiene instrumentos para defenderse” y los utiliza.
Como militantes y máximos exponentes de los dos partidos más importantes del país, González y Rajoy manifestaron ayer su preocupación por el multipartidismo. No es nuevo. El desafió surgió con la interrupción de Podemos en las instituciones públicas, pero no queda ahí, en su opinión. “En España, puede haber en cuatro años, 57 partidos o más partidos que españoles en el Congreso; pongámonos de acuerdo”, exhortó González. “Estoy de acuerdo”, declaró Rajoy y aludió al peligro de que se extienda a otras provincias el fenómeno de Teruel existe (con un diputado en el Congreso) y “lleguemos a una situación de ingobernabilidad en el país”.
