La cuenta atrás para la alta velocidad entre Galicia y Madrid entra en su fase decisiva y la administración ferroviaria apura contrarreloj los plazos para que comience a funcionar toda la línea en su totalidad antes de final de año, más de una década después de las promesas oficiales, víctima de sucesivos retrasos por parte de diferentes gobiernos. La empresa pública Adif Alta Velocidad inició el martes las pruebas de fiabilidad del último tramo del AVE que conecta el noroeste con la capital estatal: los 120 kilómetros entre Ourense y Pedralba de la Pradería Zamora).
Se trata de 42 circulaciones de ensayo que de resultar idóneas, permitirán afrontar las prácticas de los maquinistas. Una vez concluyan de forma satisfactoria estas pruebas, Adif Alta Velocidad notificará a las empresas ferroviarias que la línea se encuentra en condiciones de explotación para que puedan forman a sus maquinistas, según informó la empresa.
La previsión es realizar 42 circulaciones por sentido, entre las estaciones de Sanabria Alta Velocidad y Ourense, en este último caso con finalización del recorrido tanto en vías del ancho estándar del AVE como en vías de ancho convencional, con paso previo por el cambiador de ancho de Taboadela. Eso sí, la infraestructura entraría en funcionamiento sin el nuevo acceso a Ourense, postergado sine die, y con el enlace pendiente de esta ciudad con Vigo para que esta tenga una salida directa hacia Madrid sin pasar por Santiago.
La obra entraría en funcionamiento 20 años después de que el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, y su ministro de Fomento en la época, Francisco Álvarez Cascos, pusiesen la primera piedra, fijando 2007 como plazo para finalizar el Eje Atlántico y 2009 para su conexión con Madrid.
El trazado entre Pedralba de la Pradería y Ourense comprende un primer tramo de 104 kilómetros entre la localidad zamorana y la ourensana de Taboadela que es el más complejo de toda la línea desde el punto de vista orográfico y geotécnico.
De hecho, en este trecho se han construido 31 túneles que suman más de 126 kilómetros excavados. Además, se ejecutaron otros 32 viaductos, según recordó ayer el organismo dependiente del Ministerio de Transportes.
Por su parte, el tramo de 15,4 kilómetros de la línea convencional entre Taboadela y Ourense se ha acondicionado para permitir la llegada de los tráficos de Alta Velocidad a la capital ourensana mientras se diseña y construye la variante exterior de la ciudad.
En 2018 el Tribunal de Cuentas cifró en 5.714 millones de euros la inversión en el AVE entre Galicia y Madrid, si bien entonces solo incluía parte del trazado.