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Excepciones a la convivencia en las aulas gallegas: insultos, rumores e incluso agresiones

Un taller contra el acoso escolar en un centro de Vilagarcía, antes de la pandemia Iñaki Abella

Hasta 218.600 alumnos, docentes, personal administrativo de los centros y progenitores han contribuido a dibujar por tercera vez, aportando 21 millones de datos, el mapa de la convivencia escolar en Galicia y la imagen resultante, destacan desde la Xunta, “confirma el buen clima en las aulas gallegas” y “mejora” los números de la primera y segunda macroencuestas (en 2015 y 2019).

A grandes rasgos, la información recopilada muestra cómo el 90% de la comunidad educativa –diez puntos más que hace seis años– considera que no existen problemas de convivencia en el entorno académico o que, si los hay, son puntuales. Además, cerca del 60% de encuestados opina que el clima ha ido a mejor y nueve de cada diez alumnos aseguran sentirse felices o muy felices en el centro en donde estudian.

Según el conselleiro de Educación Román Rodríguez, quien presentó ayer los resultados del diagnóstico en el Consello Galego de Convivencia, “solo” un 16% del alumnado percibe conductas negativas en su centro, seis puntos menos que en el anterior examen a la convivencia, de 2019.

Las prácticas negativas

Entre esos conflictos, mencionados por menos de un 10% de los encuestados, tanto entre los que cursan enseñanzas obligatorias como en quienes están en niveles educativos posteriores, se hallaría la percepción de acoso o ciberacoso o de agresiones físicas. La situación de acoso o de uso de las TIC como medio para amenazar o insultar la notan más los alumnos de enseñanza obligatoria y los recreos son los más expuestos.

No obstante, los conflictos percibidos más citados por ambos grupos afectan a la clase (no dejar darla, llegar tarde...) o tienen que ver con decir mentiras sobre alguien, insultar o poner motes. Entre un 10 y un 20% habla de desobediencia al profesorado o de difundir mentiras o rumores a través del móvil o del ordenador.

Perjudicados

Si bien un 70% del total de alumnado asegura no padecer conductas negativas, un 20,8% –llega al 22,6% entre los alumnos de hasta 16 años– sí declara ser víctima de alguna práctica de ese tipo. En cambio, solo un 8,1% de las familias considera que sus hijos son víctimas de comportamientos no deseados. Entre ellos mencionan sobre todo motes, amenazas e insultos, agresiones físicas y exclusión.

Infractores

Del otro lado estarían los infractores: más del 80% de los alumnos aseguran no mantener conductas que alteren el buen clima de las aulas, pero un 9% sí admite haber puesto a prueba el buen ambiente –un 5,4% entre los mayores y el 10,6% en la enseñanza obligatoria–.. Casi un 6% reconoce haber insultado, un 5% haberse reído de otros y un 4% declara haber golpeado a algún compañero.

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