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Los sanitarios admiten falta de formación para abordar los problemas mentales

La actitud del personal dificulta la adhesión a tratamientos médicos, según una investigación

Personas en la puerta de un ambulatorio de Vigo. | // PABLO HERNÁNDEZ

Unos 323.000 gallegos admiten padecer algún tipo de depresión, mientras 261.000 asumen ansiedad crónica y 65.500, otros trastornos mentales. Los expertos incluso alertan del auge de este tipo de enfermedad, agudizada por la pandemia y el confinamiento del año pasado. Sin embargo, el 85% de los sanitarios gallegos reconocen carecer de formación específica para abordar esta problemática, lo que, unida a su actitud, dificulta la adhesión de los enfermos a las terapias.

Esta es una de las conclusiones de la tesis Actitudes de los profesionales sanitarios hacia la enfermedad mental, elaborada dentro de la Universidade de Vigo por Sandra Vicente González. Basada en más de 300 cuestionarios a médicos, enfermeros y todo tipo de personal sanitario del área sanitaria de Vigo, pone de manifiesto la necesidad de mejorar este ámbito de actuación. A pesar de que durante la carrera de Medicina se recibe formación en psicología y áreas similares, “solo el 14,6% de los profesionales sanitarios afirma haber recibido formación específica en materia de salud mental. Un porcentaje muy bajo teniendo en cuenta que la muestra está compuesta en su totalidad por personal sanitario”, detalla esta investigación. “La mayoría de los profesionales sanitarios no reconoce tener formación en salud mental, es necesaria más formación y visibilización de la docencia impartida en materia de salud mental tanto en el ámbito universitario como laboral”, añade a modo de conclusión.

En este terreno, casi la mitad de encuestados afirma no haber sido consciente nunca de observar una persona con enfermedad metal, aunque lo que destaca de la investigación son los “niveles altos en el factor coacción”, es decir, la respuesta de los sanitarios ante un enfermo mental. , “Las actitudes coercitivas suponen una importante barrera para establecer relaciones terapéuticas para cuya existencia resulta fundamental crear un entorno colaborativo en el que las necesidades de cada individuo son tenidas en cuenta . Estos resultados refuerzan la necesidad de crear intervenciones específicas para erradicar este tipo de actitudes”, sostiene.

La tesis indica la necesidad de profundizar en un cambio de respuesta ante los pacientes con trastornos mentales para pasar de la coerción a la empatía, una característica más presente cuanto más joven es el sanitario. “Se han encontrado actitudes más positivas (más puntuación en el factor ayuda y menor puntuación en factores como miedo, peligrosidad o segregación) en los profesionales sanitarios de menor edad, menor experiencia profesional, que han recibido formación en salud mental, con niveles altos de familiaridad o contacto con la enfermedad con la enfermedad”, establece la tesis, elaborada a partir de más de 300 cuestionarios.

A mayor formación en esta cuestión, más facilidad para lograr que los pacientes sigan correctamente las terapias recomendadas, algo especialmente necesario en un momento en el que los expertos auguran un incremento de este tipo de dolencias.

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