Montes a prueba de fuego antes de los incendios

Una brigada limpiando una pista este fin de semana entre Meira y San Tomé, en Moaña / Rafa Vázquez

Agosto arrancó ayer con un cielo gris en Galicia y, aunque ya hace un mes que se instauró la “época de alto riesgo” para las brigadas gallegas del Servicio de prevención y defensa contra los incendios forestales (Spdcif) –lo que supone que se priorizan las labores de extinción sobre las de prevención– nada hace presagiar estos días los temidos fuegos. El monte está aún verde. Con este mes siempre llegan las guardias de 12 horas, las alertas y los temores fundados para capataces, brigadistas y agentes. Pero, ¿y si llueve? En muchos distritos siguen realizando tareas que permitan evitar, cuando el verano alcance (también) los termómetros, una nueva ola de incendios. Por lo bajini, reconocen que temen más septiembre.
“Cuando el terreno nos lo permite, hacemos pistas auxiliares de ocho o diez metros, en las que se elimina la maleza y el monte bajo, así como la limpieza y puesta a punto de los puntos de agua”, explica a pie de monte el agente territorial del Servicio de incendios del Distrito XIX, Caldas-Salnés, Manuel Viéitez, que trabaja en el monte desde hace 41 años.
“Realizamos estos trabajos para que el fuego no nos coja desprevenidos”
Pero no solo eso. También tienen prácticas sobre cómo protegerse en un coche motobomba de las llamas, de extendido de manguera... por poner un ejemplo. “Juntamos a todo el personal este mes y no se para la instrucción en prevención y extinción”, completa Viéitez. Desde que comenzó esta temporada, solo recuerda un fuego de consideración en la zona de Salvaterra y Mondariz. Como imborrables en el recuerdo de Manuel Viéitez han quedado las olas de 2006 y 2017. “Estuvimos apagando hasta mediados de octubre”, lamenta. ¿La situación más comprometida que ha visto? “Cuando ves el fuego en la proximidad de las viviendas; son situaciones en las que piensas en los demás y quizás no midas el riesgo lo suficiente”. ¿La más bonita? “El agradecimiento final de las personas en el rural gallego”. Con ello en mente, prosiguen las rozas.

Una brigada, con el agente forestal Manuel Viéitez, limpiando una pista este fin de semana entre Meira y San Tomé, en Moaña. / Rafa Vázquez
Así lo explica también el jefe de una de las brigadas del Distrito Forestal V-Fisterra, Leandro Uhía: “Ahora los incendios son cada vez más rápidos y más explosivos. Por el abandono del rural hay cada vez más combustible, así que tenemos que empezar a cambiar la estrategia. No podemos correr tanto detrás del fuego, sino anticiparnos, pensar y centrarnos en ventanas de actuación”.
“Hacemos desbroces, podas, áreas cortafuegos y ‘faixas’ auxiliares; con tractor y brigadas en algunas zonas. Aquí se arreglaron todos los puntos de agua para helicópteros, ya que muchos tenían filtraciones y si hay obras como arreglar la captación o las tuberías, nos encargamos también las brigadas”, continúa. Coinciden las tareas y las preocupaciones en ambas zonas.
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