No siempre se recoge lo que se siembra, ni lo que se cría se come. Los agricultores viven el día a día pegados a los boletines del tiempo y con la mirada puesta en las nubes, pero también en las hojas de sus plantas ante la posible irrupción de alguna plaga. Los ganaderos vigilan expectantes sus explotaciones, cada vez más amenazadas por los ataques de animales salvajes. La lluvia, el intenso calor, las nevadas o el pedrisco se llevan miles de hectáreas por delante echando al traste el trabajo de la temporada. Y los ataques de lobos o jabalíes a la cabaña ganadera o las muertes de reses en las granjas dejan cada vez más pérdidas en el sector primario. La convulsa meteorología de este 2021 no ha dado un respiro a quienes viven del campo y el periodo de enero a junio ya se ha convertido en el peor semestre de los últimos cinco años, según el balance de indemnizaciones de las compañías aseguradoras recogidas por la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (Agroseguro). En este periodo, los agricultores y ganaderos gallegos sufrieron daños por un importe de 12,6 millones de euros, un 4,1% más que el mismo periodo del ejercicio pasado y casi un 9% más que hace cinco años.

En total fueron 1.390 las hectáreas afectadas en Galicia por las inclemencias meteorológicas de los primeros seis meses del año. Es como si las heladas o las lluvias devastasen la mitad de un municipio del tamaño de Sada o de Baiona.

Plagas como la avispilla del castaño o la polilla de la patata, episodios de extrema sequía o granizada y fuertes nevadas, vendavales, destrozos causados por jabalíes, ataques de zorros o muerte de reses por tuberculosis... Son algunas de las amenazas a las que tienen que enfrentarse agricultores y ganaderos en la comunidad y que, de no disponer de seguros, les deja sobre la mesa facturas y pérdidas que superan los tres ceros.