Un aspirante a una plaza de veterinario y otro que concurre a la escala de finanzas de la Xunta, por ejemplo, deben someterse no solo a un número de ejercicios diferente según la OPE sino a distintas modalidades de exámenes dependiendo del caso: pueden ser tipo test, de desarrollar un tema o resolver un caso práctico. Las normas de cada oposición se fijan en su respectiva convocatoria. Pero la Xunta quiere homogeneizar sus procesos selectivos y está negociando con los sindicatos unas bases comunes. Este marco único establece que la oposición “consistirá, con carácter general, en exámenes tipo test”. Además para estabilizar al personal interino de la Administración autonómica se convocarán concursos-oposición, en los que la experiencia se valorará con 1,2 puntos por cada año trabajado.
Mientras el Gobierno plantea una reforma de calado en los procesos selectivos de la Administración central en la que se apuesta por reforzar las pruebas de carácter práctico y que los exámenes sean menos memorísticos, la Xunta busca generalizar los exámenes tipo test.
Los cuestionarios en los que se dan varias opciones de respuesta para que el opositor marque la casilla que considere correcta se usan ya en numerosos procesos selectivos de la Administración autonómica, pero dependiendo de la convocatoria también se plantean otras modalidades de exámenes consistentes en desarrollar un tema o de resolver un caso práctico. La idea de la Xunta es extender estas pruebas test, si bien, tal y como advierten los sindicatos, al apostillar que se hará “con carácter general”, deja margen a que se puedan hacer ciertas excepciones.
Las bases comunes que regularán todos los procesos selectivos de la Xunta aparecen recogidas en una resolución que está en fase de negociación con los sindicatos. Para que los aspirantes a un empleo público puedan organizarse mejor, la propuesta establece que cuando se convoque una oposición se advertirá de que la realización de uno o más ejercicios puede coincidir con otro proceso selectivo. Esto evitará que opositores que se preparan para concurrir a varias OPEs se encuentren con que su calendario de exámenes se solapa. Además, desde que se convocan las pruebas hasta que se realiza el primer ejercicio deberán pasar “como mínimo” cuatro meses.
Para estabilizar el empleo del personal que trabaja ya de forma interina para la Administración autonómica se apostará por la modalidad del concurso-oposición. Los aspirantes tendrán primero que aprobar la oposición y después se someterán a la fase de concurso que tendrá un peso del 40 por ciento en el total del proceso selectivo.
En el concurso lo que tendrá más peso será la experiencia profesional. De esta manera, los interinos que lleven años trabajando para la Xunta tendrán prioridad en el acceso a una plaza.
Si ocupaban de manera provisional en la Administración autonómica un puesto de la misma escala, cuerpo y categoría que aquel al que aspiran en el concurso-oposición, su experiencia será valorada con 0,10 puntos por cada mes trabajado, es decir 1,2 puntos por año. Y la puntuación máxima será de 35 puntos, es decir, un interino necesitará casi 30 años de trabajo para alcanzarla.
Si ocupa un puesto perteneciente a un cuerpo, escala o categoría distinto al de la plaza a la que aspira entonces la experiencia se valorará menos: 0,05 puntos por mes, lo que supone que deberán llevar 60 años trabajando para la Xunta de forma temporal para alcanzar la puntuación máxima.
La formación también se valorará con 1,5 puntos por curso hasta un máximo de 5.
En el caso de los empleados de la Xunta que aspiran a ascender de categoría por la vía de la promoción interna la Xunta incorpora, por mandato legal, que el ejercicio de derechos de conciliación, como permisos por parto, reducción de jornada o excedencia por cuidado de familiares les supondrá hasta un punto más en el acceso a las plazas que se convoquen.
Críticas de los sindicatos al considerar “insuficiente” el plan para homogeneizar las OPEs
El marco común para homogeneizar todos los procesos selectivos de la Administración autonómica se queda corto, en opinión de sindicatos como CIG o CSIF. El documento fue elaborado en respuesta a las quejas sobre la enormes disparidades que existen entre las distintas oposiciones que convoca la Xunta. Cada OPE tiene un número de ejercicios distinto, se recurre a varias modalidades de examen e incluso los criterios de los tribunales para dar el aprobado son diferentes.
“Cada convocatoria es de su padre y de su madre. En algunos casos el tribunal pone la nota de corte para superar la oposición en responder correctamente a 80 preguntas sobre 100 y en otra en 50”, lamenta Pedro Landeira, de CSIF.
“Queremos una propuesta racional en el número de pruebas, tipos, puntuaciones, penalizaciones de errores, eliminación de partes del programa entre pruebas, cortes para superarlas”, reclama la CIG.
Los sindicatos también cuestionan el sistema de concurso-oposición por el que apuesta la Xunta para estabilizar a los interinos. “Lo que ocurre es que, por poner un ejemplo, si se convocan 10 plazas, puede pasar que superen la oposición y lleguen a la fase de concurso solo ocho personas. Entonces, ¿qué sentido tiene puntuar la experiencia o la formación?”, se pregunta Pedro Landeira.
“El concurso-oposición no es el instrumento adecuado al operar como elemento selectivo únicamente la oposición, teniendo la fase de concurso apenas relevancia como sistema selector”, advierte la CIG.
Desde el CSIF cuestionan además que éste sea el mejor momento para aprobar esta norma, puesto que el Gobierno está planteando reformas en el Estatuto Básico del Empleado y en el sistema de oposiciones.
