Se habla de la “gran transformación de la formación profesional”, o de un “cambio de era” en este tipo de enseñanzas, que llegará de mano de la nueva Ley de FP que la ministra Isabel Celaá llevó al Consejo de Ministros esta semana. Entre los pilares de la ‘revolución’ está que todos los ciclos serán duales –una modalidad de la FP en la que se combina la formación en la empresa y en el aula y que tiene una inserción laboral más alta–. Toda la FP será Dual al abrigo de esa ley marco y entre el 25 y el 45% del tiempo de formación deberá de hacerse en la empresa, mientras que hoy en día en Galicia se sitúa en el 20%.

Profesores gallegos de formación profesional que, en general, valoran como positivo el profundo cambio propuesto a nivel legislativo, aseguran que suscita algunas dudas. “La implantación de la formación dual quizás sea una de las patas de barro de la ley por la falta de tejido empresarial suficiente; para implantar toda la FP Dual en Galicia, la comunidad tiene que tener músculo empresarial y una colaboración abierta, puesto que requiere que las empresas tengan un entramado de formación, con un tutor encargado”, explica gráficamente el director del IES Politécnico de Vigo, Euloxio Santos Leites. En la práctica, si hoy un ciclo de 2.000 horas de duración tiene asociadas prácticas en empresa por unas 390 horas, ese mismo ciclo con la nueva normativa pasaría a tener 500. Cien horas más, nada desdeñables.

No somos Alemania

No somos Alemania (para bien o para mal) –uno de los países en los que este tipo de FP Dual triunfa–. Con ese argumento, el director de CIFP Manuel Antonio, Rubén Otero, también reflexiona sobre esa transformación que se plantea. “Los cambios en la FP Dual son grandes y sustanciales, al cambiar el tiempo de estancia en las empresas”, refrenda. “Nuestro tejido empresarial está formado por pymes y tenemos muchas con tres o cuatro trabajadores... Tendremos que adaptarnos a la realidad gallega, ya sea en el régimen de la FP Dual o en otros aspectos. A lo mejor no podemos tener a doce alumnos en una empresa, pero sí a doce empresas con un alumno”, ejemplifica el docente.

También se refiere a las exigencias de este tipo de educación. “Las empresas, al firmar un convenio, entienden que el alumno se va a esa compañía en régimen de formación y, por tanto, la firma tiene que disponer de alguien para instruir a ese alumno, porque debe haber una corresponsabilidad”. Ahí, Rubén Otero pide colaboración de las Cámaras de Comercio a la hora de difundir estas necesidades. “El tutor de empresa de FP Dual tendrá que jugar un papel importante”, avanza el experto. “Tiene que tener un papel de formador, pero ¿cómo regular esa función desde la Administración?”, se plantea ante el reto de cambio de rol. “No es lo mismo tutorizar un trabajo que formar a un trabajador”, resume. Y es que en un estadío final del ciclo, el alumno va a recibir remuneración. “En Galicia llevamos una senda de trabajo con éxitos y mucho reconocimiento antes de que llegase esta Ley, así que debe de venir para mejorar lo que ya tenemos y hacemos, nunca para perjudicar”, advierte.

Por eso, el experto considera de vital importancia que la Ley tenga el máximo de consenso entre las partes implicadas. “Estamos hablando no solo del ámbito educativo, sino de la Administración, de las familias y las empresas”, razona.

Por su parte, Santos Leites desconfía de alguna adaptación de este punto.: “El proyecto de Ley es muy ambicioso y hay que leerlo con mucha atención. Pero aún inicia su andadura en el Parlamento y posiblemente cambie durante su tramitación”, vaticina. El director cree que quizás se habilite alguna fórmula intermedia a que toda la FP sea dual. “Veremos si luego tenemos la cobertura empresarial necesaria”, abunda. Además, se refiere el director del IES Politécnico a posibles cambios de la ley a la hora de aplicarla en Galicia, donde “existen competencias plenas en materia de Educación”. La Xunta podría organizar los centros de otro modo, apunta.

“Flexible y abierta”

Por su parte, la directora gerente del Centro de Estudios Superiores Aloya, Estefanía Martínez-Brocal valora que la Ley “acerca más al alumno al mundo de la empresa y también a la pasarela de la Universidad”. Martínez-Brocal muestra su conformidad con la Ley de FP. “Me gusta porque es flexible, abierta, para fomentar más la empleabilidad juvenil y ya que estoy convencida de que en este ámbito es donde más puestos de trabajo se van a crear”, defiende. También aplaude la nueva acreditación de competencias profesionales que plantea y en la que Galicia fue pionera. Y coincide con sus dos colegas docentes en FP al confiar al futuro la reforma definitiva. “Tendremos que ver cómo se concreta ahora la Ley, después del trámite parlamentario”.

La relación entre Universidad y FP, “desde el reconocimiento mutuo, no como subordinación”, es otro de los aspectos que más encandila al director del Politécnico, Santos Leites.

“La FP fue la gran olvidada del sistema educativo y esta ley demuestra que es una herramienta para el empleo, que somos capaces de generar expectativas laborales”, concluye Rubén Otero. “Durante mucho tiempo se hizo un trabajo muy bueno en la FP. Se trabajó mucho en compartir formación con empresas y con otras administraciones y ahora se demuestra el prestigio que tiene en la sociedad”.