La Consellería de Educación acaba de poner cifras al Plan Recupera, con el que busca paliar los efectos de la pandemia sobre el rendimiento educativo y prevenir el riesgo de que se produzca un abandono educativo temprano, es decir, “normalizar” la enseñanza, como señaló el titular del departamento, Román Rodríguez. Esas cifras se traducen, dijo, en alrededor de 1.250 docentes a través de los programas ARCO y PROA, mil centros educativos beneficiados y llegar a unos 50.000 escolares.

En un primer momento, nada más arrancar el curso, en el primer trimestre, está previsto un “plan de choque” con unos 800 profesores de “refuerzo, apoyo y acompañamiento” y destinado a cursos que no son finales de etapa (4º y 5º de primaria, 1º, 2º y 3º de ESO y 1º de FP Básica). Formará parte del programa ARCO. Esta iniciativa se complementa con un plan de apoyo para todo el curso con 450 docentes vinculados al programa PROA para los cursos de final de etapa (6º de primaria, 4º de ESO, 1º de Bachillerato y 2º de FP Básica). Se trata, destacó Rodríguez, de “reforzar” competencias en aquellos alumnos que lo precisan.

Contratos-programa

Para asignar los recursos, la Xunta, que destinará 13 millones al conjunto de iniciativas, ha escogido la vía de los contratos programa. Hoy mismo se publicará la resolución. Los centros “saben mejor que nadie cuáles son las debilidades formativas” que pudieron generarse, alegó, y deben indicar qué alumnos precisan ese apoyo. En función de eso, se asignarán los recursos.

No obstante, la Xunta aprovechará la coyuntura para lanzar un plan experimental: una Rede de Acompañamento Persoal e Familiar, que plantea “hacer un seguimiento anual a aquellos alumnos con mayores necesidades, tanto educativas como del entorno social o emocional”. Rodríguez explica que se tejerá una red en el territorio a través de 32 centros con una persona de referencia que gestionará una zona de influencia determinada. Eva López, directora del IES Valadares de Vigo, explicó que las unidades dependerán de la dirección de centros y que se coordinarán con orientadores y docentes para “complementar su labor” y forman parte de “un nuevo plan experimental” que busca “posibilitar una educación integral”.   

Finalmente, el plan se complementa con formación específica para el profesorado y un plan de bienestar y para la mejora de la convivencia en las aulas.