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Empieza el control de las fincas que no se han desbrozado para prevenir incendios

Un avión realiza una descarga de agua en el incendio de Folgoso do Courel (Lugo). | // EFE

El pasado día 31 de mayo se acabó el plazo para que los propietarios desbrozaran sus fincas en las llamadas franjas secundarias de seguridad: un perímetro alrededor de los núcleos de población de 50 metros de ancho para protegerse de los incendios. Pero el nivel de cumplimiento de esta exigencia legal se desconoce. Son decenas de miles las hectáreas que se tienen que preparar. Así que la Xunta ha arrancado “estos días” las inspecciones para comprobar si estas franjas estás libres de maleza, así como el envío de requerimientos a los dueños de los terrenos para que acometan este trabajo. Si no lo hacen, “habrá una ejecución subsidiaria por parte de las administraciones públicas”, que luego podrían pasar los costes a los propietarios.

Así lo aseguró ayer el conselleiro do Medio Rural, José González, en una entrevista a la Radio Galega, en la que recordó que estas actuaciones no responden a una “cuestión de sancionar ni de castigar, sino de concienciar a toda la ciudadanía de la necesidad de que las franjas secundarias estén limpias para poder proteger a las aldeas” frente a los incendios.

Con este objetivo, el titular de Medio Rural puso en valor que su departamento tiene sendos convenios firmados con la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) y con casi 270 ayuntamientos. De hecho, destacó que estos trabajos de control de las limpiezas, que acometen por ahora 36 personas, se sirven de una aplicación informática, “Xesbio”, para una mejor vigilancia.

El conselleiro realizó estas declaraciones en un fin de semana en el que los incendios arrasaron con más de 300 hectáreas de monte. El mayor se registró en Salvaterra de Miño (Pontevedra), que dobló en superficie quemada al de Folgoso do Courel (Lugo).

Unidad especial de investigación

José González no quiso pasar por alto que el plan de lucha contra los incendios (Pladiga) de este año tiene como novedad “sustancial” un cuerpo de una quincena de agentes que dedicarán “todo su tiempo” a la investigación de los fuegos. No tendrán que extinguir incendios y además sus miembros se podrán desplazar por toda Galicia, aunque con una labor “concentrada en zonas con mayor probabilidad de comportamientos incendiarios”.

El Pladiga también incluye otras medidas como el empleo de cámaras de videovigilancia que, tal y como explicó el conselleiro, permiten “ayudar mucho sobre todo en la toma de decisiones” en lo que respecta a la movilización de medios de extinción.

El conselleiro aprovechó para destacar la puesta en marcha “por fases” del centro integral de lucha contra los incendios de Toén (Ourense), que tendrá como principal objetivo “reforzar la formación” de los efectivos.

Está previsto que “este año” entren en funcionamiento dos circuitos –para la conducción de motobombas y todoterrenos y para la formación física de los trabajadores–, mientras que la parte dedicada a la formación estará en 2022.

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