Confinados durante los tres meses del estado de alarma tras el estallido del COVID y el resto del año con restricciones de movilidad para evitar que el virus se propagase. Con la implantación del teletrabajo en muchas empresas y las limitaciones en los desplazamientos, durante el año de pandemia el tráfico cayó a mínimos históricos. Autopistas, autovías y carreteras autonómicas estuvieron prácticamente desérticas durante las semanas más críticas de la crisis sanitaria. En la AP-9, la vía de pago que cruza Galicia desde Ferrol a Tui, el tráfico cayó un 28% en el año del COVID, con poco más de 17.500 usuarios de media cada día, según detalló Audasa –la empresa concesionaria– esta misma semana. La tendencia en la red autonómica fue similar: una intensidad media diaria de 2.549 vehículos, un 20,8% menos que en el ejercicio anterior, según recoge la Memoria de Tráfico que elabora anualmente la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade.

Por provincias, el mayor descenso de circulación por las carreteras gallegas se registró en Ourense (-22,6%), seguida por la de Lugo (-21,9%) y Pontevedra (-21,5%). El menor impacto se produjo en las carreteras de A Coruña, con una caída del 18,7%.

En cifras absolutas, la intensidad media diaria de vehículos en las carreteras de la Xunta superó la media autonómica en las provincias de Pontevedra, con 3.692 vehículos al día, y de A Coruña, con 3.513. Por debajo del índice del conjunto de la comunidad están el tráfico en las carreteras de Ourense, con 1.365 vehículos al día, y en Lugo, con 1.274.