El catedrático de Arquitectura José Ramón Soraluce se dio cuenta, a sus 74 años, de que la vida iba por “otro lado”, de que el gran público recibía la información por “otros conductos incontrolables”, no de las estanterías de las bibliotecas ni del magisterio de las aulas, donde pasó cuatro décadas de su vida en la Escuela Técnica de A Coruña. El origen del conocimiento se había desplazado y él, sin miedo al reciclaje y a lo desconocido, ha decidido seguirle y crear un canal de Youtube “abierto”, ya con dos meses de vida, y en el que caben desde la “arquitectura” a la “escultura y la pintura”. La Victoria de Samotracia, los templos de Abu Simbel, la catedral de Notre Dame, Van Gogh Hitchcok ya han desfilado por su bitácora, que primero encontró eco en “A Coruña y Galicia” y que pronto vio como sus “lecciones” llegaban a “FranciaItaliaEstados Unidos o México”.

“Son vídeos cortos, amenos, sin abusar de los datos y para provocar curiosidad”

“El salto es tremendo. O lo das o te quedas atrás”, reconoce quien compara el impacto de las redes y de internet con el “de la imprenta”. Soraluce estuvo meses madurando, trabajando y documentando la idea y, animado por sus hijos, dio finalmente el paso el pasado mes de febrero. “Fue una preparación intensa. Creíamos que podía aportar algo diferente, positivo, de interés. Muchas veces ojeas y encuentras vídeos en esta red que no pasan de la normalidad e incluso de la vulgaridad”, razona el divulgador antes de explicar el reparto de labores en una tarea a varias manos y familiar. “Yo hago los guiones, busco la información y grabo, y de toda la parte técnica se encargan mis hijos, que son especialistas en audiovisual. Yo manejo programas de montaje, no son complicados, pero prefiero que sean más cuidados, de calidad”, cuenta.

Sus “documentales” tienen una duración aproximada de diez minutos y ven la luz cada domingo. La estructura es marcada y meditada. Arrancan con una cabecera propia para cada vídeo, continúan con una explicación del protagonista del canal que finaliza con la lectura de una cita textual de un libro retirado de la estantería de su despacho y, luego, llega el grueso de la pieza audiovisual en el que se mezclan imágenes fijas y en movimiento con la propia voz en off de Soraluce.

“Quería que tuviese una estructura docente”, adelanta Soraluce, que se ha adentrado en un mundo nuevo sin miedo, pero con la esencia reivindicativa de una enseñanza tradicional. “Como si fuese una lección. Por eso empiezo siempre con una breve explicación. También me interesa leer una cita textual de una publicación porque intento explicar a la gente que la solución sigue estando en los libros, aunque parezca que ahora todo lo encuentras en internet”, razona y revela el cambio de paradigma en las nuevas generaciones: “Los jóvenes ahora, cuando ven la biblioteca de sus padres y sus abuelos, se quedan absortos. Lo primero que les preguntan es si los han leídos todos. Les extraña que el conocimiento esté metido en una estantería, en vez de encontrarse en un ordenador”.

Esa pincelada magistral, de anclaje con el verdadero origen del conocimiento, no implica que renuncie a ofrecer contenidos para todos los públicos. “Hay algunos de estos pequeños documentales” que tienen “una mayor carga de profundidad”, pero en realidad no es necesario tener “demasiados conocimientos” para poder seguirlos y disfrutarlos. Adaptados en temática y adaptados en método. “Son muy cortos, con un punto ameno. No queríamos abusar de los datos y, sobre todo, deseábamos provocar curiosidad, dudas y opiniones. Que no sea una conferencia aburrida, que haya que recurrir a la letra pequeña de la cultura”, relata el miembro numerario de la Real Academia Galega de Belas Artes.

Soraluce remarca ese carácter abierto de sus creaciones en esta nueva ventana virtual. Aún así, dirige su atención a las personas mayores, “a las que ve muy metidas”, que son muy receptivas “al conocimiento” y a las que pretende hacer llegar “una oferta diferente”. Reivindica esa capacidad para ser elemento activo, esa posibilidad de elegir contenido de Youtube por encima de los algoritmos de Facebook y su contenido sugerido y teledirigido.

Trucos ante la cámara

“Si en televisión ya levantaron a todos los presentadores de las mesas, a mí no me iba a pasar diferente”, cuenta con sorna Soraluce, que ya empieza a variar emplazamientos, posturas y métodos para sus grabaciones. Se muestra receptivo a los primeros trucos que le transmiten sus hijos para lidiar cada día con la cámara, que recoge ahora a su nuevo auditorio, muy diferente a las caras y ojos, al feedback en directo de las aulas. “Ya me dijeron que varíe la ropa, son pequeños detalles”, cuenta quien ya tiene otras diez piezas audiovisuales en camino, una de ellas de la Gioconda, para publicar en los próximos meses, mientras medita que el siguiente paso de su bitácora digital sea introducir subtítulos en inglés para llegar a más audiencia. Todo por el afán por enseñar, por “descubrir” y “aportar” en un mundo nuevo. “Estamos muy animados, seguiremos adelante”, confiesa una mente inquieta.