Nunca pisaron una autoescuela y si lo hicieron no lograron aprobar el carné para poder ponerse al volante. Pese a carecer de licencia, todavía hoy miles de infractores utilizan el coche de sus padres, parejas o abuelos para sus recorridos diarios. Ni el hecho de que la reforma penal de 2007 tipificase como delito este comportamiento, que acarrea una pena de prisión de tres a seis meses, ha logrado disuadirlos y apartarlos de la carretera. En los últimos cinco años, el Sector de Tráfico en Galicia interceptó a casi 1.500 personas sin carné, lo que supone una media de 25 al mes. Este tipo de infracciones penales representa uno de cada diez delitos contra la seguridad vial.

Hace una semana, una mujer fue interceptada en Lugo al volante de su coche tras recoger a sus dos hijos menores en el colegio, a pesar de que nunca llegó a sacarse el permiso de conducir. La infractora dijo en el momento del control que no llevaba el permiso de conducir consigo, pero una vez los agentes realizaron las comprobaciones de identidad a través de las bases de datos policiales detectaron que realmente la mujer carecía del carné “por no obtenerlo nunca”.

“Es la primera vez que lo hago”; “Voy aquí al lado”; “Tuve que coger el coche, es por una emergencia”. Junto con el intento de engaño alegando que se han dejado el carné en caso, estas son algunas de las excusas que más escuchan los agentes cada vez que sorprenden al volante a un conductor que carece del permiso. Algunos de estos delincuentes viarios son reincidentes y ya han sido interceptados en al menos dos ocasiones.

Ante el elevado número de usuarios que eran detectados en las carreteras de todo el país sin carné, la reforma penal de 2007 incluyó esta conducta como delito. Según la DGT, en aquel año unos 25.000 ciudadanos recibieron un expediente sancionador por haber sido sorprendidos circulando sin haber obtenido el permiso. Desde 1 de mayo de 2008 –el Gobierno dio una moratoria para que esas personas regularizasen su situación–, conducir sin carné está tipificado como delito, es decir se enfrentan a penas de prisión de 3 a 6 meses, una multa diaria entre 12 y 24 meses que puede limitarse a 720 euros pero que puede alcanzar los 288.000, retirada de carné adicional de 12 a 24 meses y trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días.

De los 1.480 delitos de conducción sin carné detectados en las carreteras gallegas durante los últimos cinco años por las patrullas de la Guardia Civil, 2019 y 2018 fueron los ejercicios con más infracciones penales de este tipo, con 341 y 325, respectivamente.

En el año de la pandemia, pese a las restricciones de movilidad impuestas por la crisis sanitaria que conllevaron una caída del tráfico algunos días de casi el 90%, fueron sorprendidas 280 personas sin carné en las carreteras de la comunidad, lo que supone más de una veintena cada mes. Respecto al año preCOVID, este tipo de delitos cayeron en 2020 un 18% pero en relación a hace cinco años supusieron un repunte del 11% (en 2016 fueron un total de 252).