“Eloi siempre ha sido el que mejor lo ha llevado, ha tirado del carro de todos”
El tono de esta frase paterna eriza la piel. Luego, llega el impacto de una fotografía. Tras el primer ciclo de quimioterapia y un aislamiento de 40 días en el hospital, el pequeño gallego Eloi, diagnosticado de leucemia con solo dos años, agarraba una rama como bastón e, imitando a sus abuelos, salía a pastorear ovejas y a jugar por una pista poco transitada en la parroquia de Vilela, en la aldea luguesa de Outeiro de Rei. La mirada atenta de su padre, Toni Platas, quiso recoger ese momento: un día de descanso del tratamiento. Un pequeño paso hacia la curación; un día menos en que el pequeño guerrero libraba la batalla contra el cáncer. La mente de todos, positiva. Y en el foco, el futuro.
Así, Eloi quedó recogido en una imagen que muestra al niño sin cabello pero con paso firme y decidido hacia el campo. “Él nunca dejó de ser un niño; de jugar y sonreír”, asegura su padre desde su casa en A Coruña. Todo parece alinearse ya que es el Día Mundial de la Salud.
“Nunca perdió la sonrisa, ni las ganas de jugar o vivir”
La conmovedora imagen de Eloi, que ya forma parte del recuerdo, acaba de ser reconocida con el segundo premio en el certamen fotográfico CinfaSalud “La mirada del paciente”, al que concurrieron 500 instantáneas. Y su familia no se lo ha pensado y ha donado el premio a la Asociación Gallega de Trasplantados de Médula Ósea (Asotrame), una de sus compañeras en el duro viaje por el cáncer infantil.
“Lo que más destacaría del trabajo de Asotrame, además de cómo se vuelcan con cada paciente, como hicieron con nosotros, es su empeño por fomentar la donación de médula ósea. Afortunadamente, Eloi no lo necesitó, pero en muchos casos de cáncer hematológico, un trasplante es vital y todos tenemos que ser conscientes de ello, porque podemos ayudar muy fácilmente”, reflexiona la familia. La madre de Eloi, Marta Corredoira, añade un llamamiento: “Donad médula”.
La presidenta de Asotrame, Cristina Piñeiro, asegura que están “enormemente agradecidos”. “Para nosotros, este galardón es un reconocimiento a lo que hacemos, a las cosas pequeñas que marcan el día a día de entidades como la nuestra, que estamos constantemente luchando por seguir sosteniendo nuestra actividad. En concreto, esta donación nos ayudará a poner en marcha un piso de estancia temporal en Santiago, para facilitar el tiempo de ingreso hospitalario y tratamiento a las familias con un paciente oncohematológico”. Esta infraestructura se sumará a otro piso del que ya disponen en A Coruña dentro del programa “Como en casa”, que ya desarrollan desde hace tres o cuatro años, según confirmó ayer a FARO la presidenta.
A día de hoy, Eloi está totalmente recuperado a sus 6 años. Tanto, que apenas recuerda los meses en que no tuvo pelo. Junto con su hermana y cómplice, Antía, de 11, que iba al hospital “a hacerle reír”, ve el álbum familiar. “¿Papá por qué me rapasteis así el pelo?", les ha llegado a preguntar.
Toni, su padre, rememora: “Cuando podíamos salir del hospital [en el CHUAC recibieron el primer año de tratamiento] nos íbamos al pueblo de sus abuelos, una pequeña aldea de Outeiro de Rei, donde Eloi podía cuidar las ovejas, pasear, estar al aire libre y respirar aire fresco. En esos dos años de tratamiento, él nunca perdió las ganas de jugar y de hacer todo lo que hacen los niños. Esta foto es un símbolo de esos pasos que fue dando en su camino hacia la curación”, afirma. De su eterna sonrisa.
La lucha comenzó aquel día de 2017 en que, como recuerda Marta Corredoira, la madre de Eloi y Antía, tuvo una especie de presentimiento de que algo iría mal en el médico. “Cuando nos tropezamos con la enfermedad, comenzamos un camino nuevo en la vida. Lo único que importaba era vivir; a lo demás, no le dabas tanta importancia”, relatan.
“Teníamos incertidumbre, pero gracias a todo el personal sanitario del CHUAC lo llevamos mejor”
Desde el día siguiente al diagnóstico, el pequeño tuvo que recibir ‘quimio’. “El tratamiento fue yendo bien y el primer año se hizo vía intravenosa, en el hospital. Luego, al segundo año, llegaría el tratamiento en pastillas, ya desde casa y en el hospital de día. En la actualidad, el control solo es a través de analíticas cada tres meses.
“Los niños pequeños se recuperan mucho mejor y estamos animados porque todo va bien”
La cara menos amable fueron los efectos secundarios del fármaco, con llagas en el aparato digestivo... y la necesidad de realizar transfusiones de sangre. Su hermana Antía, más mayor y consciente, también vivió muy de cerca los problemas de Eloi. Fueron muchos nervios. Pero hoy, todos sonríen.
No han sido los únicos. Los más pequeños han sido protagonistas de las fotografías ganadoras de “La Mirada del paciente”. Georgina, que padece el síndrome de Prader Willi, junto al gallego Eloi, y Marc, afectado por una discapacidad, son los tres nombres propios que han destacado entre las casi 500 historias en forma de imagen que se han presentado. “Descubriendo el mundo”, la foto firmada por Joan Albert Lluch, familiar de un niño que padece la misma enfermedad que Georgina, recibió el primer premio, cuya dotación económica fue entregada a la Asociación Catalana Síndrome de Prader Willi (ACSPW).