Incentivos (muy) desiguales para gestionar los fondos europeos

Empleados públicos en la entrada principal de la sede de la Xunta en Santiago.

Empleados públicos en la entrada principal de la sede de la Xunta en Santiago. / XOÁN ÁLVAREZ

X. A. Taboada

X. A. Taboada

La Xunta aprueba un sistema doble de primas que permitiría a un funcionario cuadriplicar el plus de otro por hacer el mismo trabajo

La Xunta ha cerrado el reglamento por el que se regirá la actuación de los empleados públicos en la gestión de los fondos europeos, al que solo le falta ahora su aprobación en Consello para que sea efectivo. El documento ha contado con las bendiciones de UGT y CCOO, pero también con el rechazo rotundo de CIG y CSIF. Uno de los puntos de fricción con estos dos últimos sindicatos es el régimen de incentivos diseñado para premiar la dedicación de los funcionarios al proceso de tramitación de los fondos, en el que aprecian obscurantismo y mucha discrecionalidad. Entre otras razones, porque se prevé un sistema con dos tipos de compensaciones que, en función del que se elija, reportará a los trabajadores primas muy dispares por el mismo trabajo. Unos podrían recibir hasta cuatro veces más que otros: 750 euros al mes en unos supuestos y 3.455 euros en otros.

El régimen de incentivos establece un plus de productividad y, por otro lado, una gratificación extraordinaria, eso sí, incompatibles entre sí. La elección de un tipo u otro queda a criterio del responsable del centro directivo al que pertenezca el empleado público.

Pero entre una compensación y otra hay enormes diferencias. El complemento de productividad podrá ser como máximo del 20% de las retribuciones totales. Esto significa que el límite del plus estaría en 750 euros al mes para un funcionario A-1 de nivel 30 o de 536 euros para un trabajador de la categoría A-2 de nivel 25.

Sin embargo, las gratificaciones extraordinarias se pagan en función de las horas dedicadas a la gestión de los fondos europeos, con abonos adicionales por cada una que oscilan entre los 18,27 y los 39,27 euros en función de la categoría. Pues si un trabajador A-1 de nivel 20 estuviera 4 horas diarias durante un mes gestionando fondos, el incentivo sería de 3.4.55 euros. Por la misma tarea y el mismo tiempo, para un A-2 de nivel 25 el complemento sería de 2.816 euros.

“La elección de un tipo u otro queda al albur del centro directivo. Es un sistema totalmente obscurantista”, se queja el secretario de Organización de CSIF, José Francisco Sánchez-Brunete, muy crítico con este modelo y que además ve de dudosa legalidad la gratificación extraordinaria, pues se trata de un incentivo que tiene carácter excepcional vinculado a actividades específicas y no está pensado como un pago periódico durante meses.

A su juicio, lo adecuado sería establecer un sistema de compensación igual para todos, no un doble modelo. “Será todo muy obscuro; no habrá datos de quién trabaja ni de cuánto se pagará”, incide la CIG.

“La elección del sistema de pago queda al criterio de cada centro directivo”

En todo caso, frente a la primera intención de la Xunta, los empleados públicos que se dediquen a gestionar fondos europeos serán voluntarios, si bien los responsables de cada unidad seleccionarán a los elegidos de entre los que presenten una solicitud. Inicialmente, el propósito de la Xunta era poder forzar su cambio de destino o trabajo, aunque sin salir de la localidad.

En la última redacción del reglamento se incluyeron además otras modificaciones, como que el director de un grupo de trabajo no sea funcionario, si bien debe tener contrato de alta dirección con el sector público autonómico, o que se creará una comisión de seguimiento en el que participarán, por parte de los sindicatos, UGT y CCOO, ya que fueron los que avalaron la propuesta.

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