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Una selectividad, 17 exámenes de Inglés diferentes

Jóvenes en la pasada ABAU. IÑAKI ABELLA

Ningún aspirante a entrar en la universidad en Galicia tiene que superar durante el examen de Inglés, idioma mayoritario en una de las citas obligatorias de la selectividad, una prueba que le exija expresarse de viva voz en el idioma de Shakespeare, a pesar de que en teoría eso se contempla en el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER) y “se establece en la normativa”. Pero tampoco ninguno de los jóvenes que se examina en el resto de comunidades. Y ahí prácticamente se acaban las similitudes en la prueba de Lengua Extranjera de la ABAU entre autonomías, porque, analizadas en una investigación publicada en “Educación XXI”, queda en evidencia su “heterogeneidad”.

Por ejemplo, solo Galicia y Cataluña incluyen en sus test una audición y únicamente Galicia, junto a Asturias, recurre a preguntas abiertas para medir las destrezas de los candidatos en la lectura, lo que les exige también escribir y entra en juego “el juicio humano del evaluador”. Además, mientras Murcia solventa la parte de redacción con un texto de un mínimo de 25 palabras, los gallegos deben llegar a 120, y en el apartado de lectura en el caso gallego hacer un resumen del texto de 50 palabras, demanda que no consta en ninguna otra comunidad.

El artículo “Las pruebas de Inglés para acceder a la universidad. Una comparación entre comunidades autónomas” estudia en detalle la estructura de los exámenes de Inglés que realizaron en 2017 los participantes en la ABAU. Los gallegos entonces obtuvieron un 6,65 de media, mientras Euskadi (7,44), Cantabria (7,4), La Rioja (7,3) Comunidad Valenciana (7,17) y Navarra (7,11) acaparaban el podio.

El trabajo clasifica las pruebas en función de su facilidad y considera las “más sencillas” las que “solo” evalúan lectura y escritura, que se caracterizan por tener ítems optativos y en las que la puntuación esperada por azar es mayor, y citan los casos de Euskadi, Cantabria, La Rioja, Comunidad Valenciana, Navarra, Aragón, Canarias y Murcia. Las “más complejas” serían, apunta, las que evalúan “más de dos destrezas”, que utilizan “únicamente” utilizan preguntas abiertas para medir el grado de adquisición de alguna de las habilidades y donde la puntuación esperada por azar es menor, caso de Asturias, Baleares y Cataluña. Al analizar la relación entre la estructura del examen y el rendimiento promedio, la comunidad gallega se ubicaría en nivel “medio” de facilidad, en parte por no penalizar los errores en el caso de las cuestiones de la comprensión auditiva.

En el informe, los autores, Judit Ruiz-Lázaro, Coral González y José Luis Gaviria, de la Universidad Complutense de Madrid, consideran las pruebas no “equiparables” e indican “diferencias sustanciales en el contenido, en las formas de corrección y en las puntuaciones” de cada destreza. “No se puede asumir”, señalan, “que un mismo alumno pudiese obtener puntuaciones equiparables si hipotéticamente se sometiese a más de uno de estos exámenes”, alegan. De ahí que entiendan que estas pruebas “no cumplen con la función de igualación de oportunidades que, supuestamente, tienen”. Así, ven “urgente” el “acuerdo” entre comunidades y Gobierno” para elaborar una prueba “que garantice el principio de igualdad”. Por otro lado, señalan que ninguna prueba se adapta en su totalidad a las directrices establecidas en el currículo ni en el MCER.

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