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Medio Rural reforma el Banco de Terras para reducir a la mitad la espera para alquilar una parcela

Una finca en la comarca del Deza. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Catorce años después de la creación del Banco de Terras, los resultados de este instrumento para rescatar fincas del abandono y ponerlas a disposición de agricultores o ganaderos interesados en explotarlas, han sido más bien modestos. Los procedimientos lentos , con demoras de hasta cuatro años para conseguir una parcela, desincentivaban el alquiler. La Consellería de Medio Rural defiende que ha conseguido rebajar esta espera a seis meses, pero acortarla más es “imposible” con el actual sistema de adjudicación. Por esa razón, la Xunta aprovecha la nueva Lei de Recuperación da Terra Agraria para acometer una reforma de calado que permitirá no tener que esperar más de tres meses para conseguir una parcela.

Esta agilidad en la adjudicación de las fincas es fundamental, puesto que el Banco de Terras (Bantegal) será el instrumento que se encargará de gestionar todos los predios que la Xunta quiere recuperar a través de las nuevas figuras de movilización de tierras, que se contemplan en la futura ley, tales como las aldeas modelo o los polígonos agroforestales.

¿Y qué cambios se introducen en el Bantegal? Por un lado, desaparecen los periodos de arrendamiento. Ahora las parcelas incluidas en el banco solo se sacaban a alquiler en dos convocatorias: una en marzo y otra en octubre y siempre bajo concurrencia competitiva. Es decir, se adjudicaban a quienes puntuasen mejor, según unos determinados baremos. Y las que quedasen vacantes, volvían a sacarse a concurrencia competitiva en el siguiente periodo. “Había muchísimo retraso. Podía pasar que a una persona le interesase una parcela que se incorporó en diciembre, pero tuviese que esperar hasta marzo para solicitarla”, explica el subdirector de Mobilidade de Terras, Alejandro Sánchez de Dios.

Tras la reforma cada parcela saldrá a concurrencia competitiva, sin necesidad de esperar a marzo o octubre, y si no se adjudica en este proceso, se le asignará automáticamente al primero que la pida, siempre y cuando cumpla los requisitos mínimos. “Evidentemente, si tenemos un monte y lo quieren alquilar para plantar patatas no se le adjudicará”, aclara Sánchez de Dios.

Según explica, esto permitirá alquilar las parcelas en menos de tres meses y “en algunos casos, si es un labradío, por ejemplo, incluso en menos tiempo”.

El otro cambio de calado que introducirá la nueva ley es la simplificación de los trámites. Hasta ahora existía un doble contrato para arrendar el predio. Por un lado, se firmaba un contrato de arrendamiento con el Banco de Terras y a su vez otro segundo contrato con la persona arrendataria.

“Esto ralentizaba la tramitación y podía acarrear problemas. Por ejemplo, si hay un incendio el arrendatario nos reclama a nosotros y nosotros a su vez teníamos que hacer lo mismo con el propietario”, explica el subdirector de Mobilidade de Terras.

A partir de la entrada en vigor de la nueva ley, habrá un único contrato entre propietario y arrendatario y la Xunta actuará en representación de la persona titular. “Esto acelerará mucho el proceso”, explica Sánchez de Dios.

El Banco de Terras gestiona ahora mismo 12.134 parcelas con una superficie de 6.034 hectáreas. Poco más de 2.000 están ya alquiladas y hay otras 1.251 en proceso de arrendamiento. Aunque pueden parecer pocas, hay que tener en cuenta que en manos de la Xunta hay 1.774 parcelas que no son arrendables. Se trata de predios resultantes de los procesos de concentración parcelaria, que no son aptas para el cultivo. “Y ya cedimos muchas de estas fincas a los concellos. Teníamos desde capillas románicas, castros o casas consistoriales...”, explica Sánchez de Dios.

Crecen un 60 por ciento los terrenos cedidos por particulares

El objetivo del Banco de Terras es movilizar fincas de particulares que están abandonadas. Sin embargo, el grueso de las parcelas que forman parte del catálogo de la Xunta son públicas. Se trata, en su mayoría, de terrenos de titularidad pública procedentes de concentraciones parcelarias. Pocos eran los particulares que se decidían a ceder sus fincas al Banco de Terras para alquilarlas. Pero eso está cambiando, según explica el subdirector de Mobilidade de Terras, Alejandro Sánchez de Dios. En 2016 había 12.385 parcelas en manos de la Consellería de Medio Rural y solo 1.014 eran cedidas por propietarios particulares. Ahora la cifra de fincas privadas incorporadas al Banco de Terras se ha incrementado hasta las 1.629. La razón, según explica Sánchez de Dios, es la entrada en vigor de determinados instrumentos como las aldeas abandonadas o los polígonos forestales que están contribuyendo ya a movilizar esas tierras de particulares.

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