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La generosidad del virus: el 95% de los bachilleres gallegos aprobaron

Alumnos antes del examen de la ABAU. | // MARTA G. BREA

La cifra de estudiantes que acudió a selectividad el año pasado en Galicia fue de récord. Aumentaron un 26% animados por las mayores opciones en el examen –que se tradujo en que se disparasen las notas más elevadas– y también por que en los institutos se flexibilizaron los criterios para aprobar y titular, siguiendo la consigna general del acuerdo entre comunidades y Ministerio de Educación dadas las inéditas circunstancias del curso por la pandemia. En Galicia, no obstante, el Ejecutivo autonómico añadió un matiz: la media en la etapa debía ser al menos de 5 para aspirar al título de Bachiller. Al final, el porcentaje de jóvenes que finalizaron 2º de Bachillerato en la comunidad en el curso marcado por el COVID en los centros públicos aumentó 14 puntos, de los cuatro más altos del Estado, hasta el 95%.

Un año atrás quienes acabaron su periplo en institutos públicos rozaron el 81%. Tomando como referencia las cifras provisionales de matriculados en ambos cursos de la Xunta y aplicados los porcentajes de quienes terminaron, gracias a la “flexibilización” de criterios y a la “generosidad” de los profesores, en línea con la consigna de las autoridades de no tener en consideración las “limitaciones que afecten al número de materias no superadas” cuando el equipo docente entienda que el alumno logró “suficientemente los objetivos generales de etapa” que le permitan proseguir estudios, titularían unos 1.500 más. También subió el porcentaje de escolares que promocionaron en la ESO, de hasta 10 puntos en 3º.

Para los docentes estas tasas se explican con la normativa excepcional, aunque admiten, como Javier Gómez Vila, profesor de Historia en Bachillerato en el IES Nosa Señora dos Ollos Grandes, de Lugo, que “poco más se podía hacer”, sobre todo teniendo en cuenta que muchos alumnos no podían seguir las clases vía telemática, como enfatizan entre otros la profesora de Matemáticas de ESO en IES Valadares Isabel López, o Xosé Manuel Atanes, de Robótica y Tecnología. En todo caso, algunos creen que de aquello se arrastran consecuencias, como opina la directora del IES San Tomé de Freixeiro, María Sío.

A su juicio, el que aumentase la tasa de aprobados viene de la “relajación de criterios”, a la que hubo que recurrir, dada la variada casuística de los alumnos en relación al acceso a la modalidad virtual. “Pero esto”, avisa, “tenía que tener como contrapartida una reducción de los currículos porque gran parte del alumnado tituló o promocionó con graves carencias y eso hay que recuperarlo”. Sío insiste en que, sin recorte de temario, es como intentar que recuperen dos cursos en uno y, “aunque” se hagan desdobles o medidas de atención a la diversidad, “no basta”.

Profesores abogan por menores ratios y cuestionan el no recortar el currículum

Jaime Vázquez, que enseña Matemáticas en el IES de Teis, admite que este año hay que tirar de algún escolar al que “tal vez se aprobó justito”, si bien pone el foco en la pérdida del hábito de estudio más que de contenidos. Lo que le preocupa es que los alumnos estén bien, porque solo así podrán tender un “rendimiento adecuado”, y es en ambos aspectos, indica, donde hay que trabajar. En cambio, Isabel López opina que, a pesar del “atípico” curso, en el que lo “excepcional”, sostiene, fue que los alumnos no promocionaran, los escolares están ahora a la altura, al menos en ESO. “Hay más refuerzos y se funciona bien. Los alumnos están respondiendo”, asegura.

Los docentes señalan que la regla era que en el tercer trimestre las notas subían. Además, se programaron recuperaciones mediante trabajos. En general, admiten que los profesores fueron “más generosos” y que “abrieron la mano” como se les pidió, pero creen que las circunstancias dejaban pocas alternativas. Alguno, como Xosé Manuel Atanes, que impartía clases en ESO y Bachillerato, hasta apunta si quien suspendió fue “bien suspendido”, dado que especula con que, si recibieran clases presenciales, tal vez eso no habría sucedido. En esa línea, indica que se valoró el “esfuerzo” del alumnado y pone de ejemplo de la cuestión los medios de los que disponían: él recibió trabajos hechos con fotografías de móvil. A su modo de ver, alumnos y docentes se esforzaron de forma “inmensa” y resta importancia a que pudiera quedar una parte mínima del temario sin dar.

Javier Gómez insiste en la “excepcionalidad” de la situación y apela a que no se repita. Este año solventan lo que no se dio el anterior con repasos y los alumnos, dice, están cogiendo el ritmo. Para Gómez el secreto de poder hacerlo, incluso con quien pueda arrastrar algún déficit del curso pasado, es tener grupos reducidos. “La ratio es fundamental”, proclama, para una enseñanza de calidad.

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