Mientras el Corredor Atlántico ferroviario espera aún por sus proyectos para reclamar fondos a la UE e iniciar la modernización de una línea totalmente obsoleta, el del Mediterráneo recibió ayer otro empujón sustancial con la puesta en servicio de 54 kilómetros del tren de alta velocidad entre Monforte de Cid y Orihuela (Alicante). A su estreno asistieron el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que refrendaron su compromiso con esta línea ferroviaria que tanto servirá para el tráfico de viajeros como de mercancías por la vertiente mediterránea de España y su conexión con el resto de Europa.

Ejemplo de ello es que durante su intervención, Ábalos destacó que desde que él es ministro de Transportes, la longitud del Corredor Mediterráneo se ha incrementado en 223 kilómetros.

Pero en la otra punta de España, el Noroeste –Galicia y Asturias– sigue en compás de espera. Se ha incorporado formalmente al Corredor Atlántico –al que no pertenecía hasta 2018–, lo que permitirá conectar los puertos y los centros de producción con la vertiente oeste de Europa, pero poco más se ha hecho en una planificación que debería estar ejecutada en el horizonte del año 2030.

Un paso fundamental

Porque un paso fundamental es que el Gobierno central defina los proyectos de modernización de la línea A Coruña-Vigo-Ourense-Monforte para luego acudir con ellos en busca de financiación europea con los que costear obras como reducción de curvas y pendientes, electrificación de la vía, ampliación de los apeaderos hasta los 750 metros o sustitución de la señalización. Aunque para Galicia, las obras capitales serían la salida sur de Vigo –para evitar que los trenes con destino a Portugal tengan que retroceder hasta Redondela para proseguir su ruta– y la conexión con Punta Langosteira.

No obstante, el Gobierno central no los ha presentado y las comunidades de Galicia, Asturias y Castilla y León aún acaban de encargar la elaboración de la estrategia conjunta en la que, precisamente, se definirán estas actuaciones, respaldadas por empresarios, sindicatos o el Consello Económico e Social de Galicia, que no se cansan de reprender por el retraso acumulado y reclamar mayor agilidad en las tramitaciones.

En el levante, el ritmo es bien distinto, aunque llevan años con las reivindicaciones y las patronales de las comunidades de Murcia, Valencia y Cataluña funcionan con una única voz y con constantes actos de presión para acelerar las obras.

"Apuesta inequívoca"

En la inauguración de los nuevos 54 kilómetros, el presidente del Gobierno, defendió “romper la preponderancia” del esquema radial de ferrocarril y situó al Corredor Mediterráneo como una “oportunidad inmejorable” para favorecer el transporte de mercancías desde los puertos hasta los centros logísticos.

Añadió que para este eje ferroviario, los presupuestos generales del Estado recogen “casi 2.000 millones dedicados a esta infraestructura”, de los que 490 se situarán en la Comunidad Valenciana: más de 295 millones irán al ancho de vía internacional entre Valencia y Vandellós, mientras Alicante recibirá 144 millones de euros.

En la misma línea, Ábalos destacó que la “apuesta” del Gobierno central por el Corredor Mediterráneo es “inequívoca” y que está “basada en hechos”. “Hemos aumentado la longitud del Corredor Mediterráneo en 233 kilómetros y puesto en servicio el AVE a Granada, el tramo Alcudia-Moixent y la variante de Vandellós-Tarragona; ahora, con la puesta en servicio de este tramo, además de mejorar radicalmente las conexiones alicantinas, ponemos en valor la primera parte del trazado de la alta velocidad a Murcia”, señaló.

Por si quedaban dudas sobre la importancia que Moncloa otorga a este eje ferroviario, el ministro de Transportes insistió: “La apuesta con el Corredor Mediterráneo es seria y se fundamenta en hechos, avances tangibles para la ciudadanía y en presupuestos”.