Es muy común que los museos tengan actividades didácticas para jóvenes y niños. Pero es menos frecuente que las diseñen para adultos, sobre todo pensando en aquellos que poseen menos capacidades o que padecen alguna discapacidad.
Ahora, un proyecto europeo, liderado por Galicia, está dispuesto de que eso cambie, al menos en parte, por lo que pretende idear una serie de mecanismos que logren acercar la cultura a esos colectivos en riesgo de exclusión social que tienen mayores dificultades para acceder a recursos culturales.
“Es una necesidad universal"
Fátima es la encargada de organizar el proyecto “Erasmus+Allure”. Estos días ya tuvo lugar su primera sesión de trabajo. Aparte del Gobierno gallego, en él participan otras tres instituciones culturales de Portugal, Polonia e Islandia, además de la Universidad de Vigo, que será el motor tecnológico.
Actualmente, las personas más desfavorecidas (con discapacidad, migrantes, tercera edad o con bajas cualificaciones profesionales) no suelen considerar las actividades culturales como una alternativa de ocio real. Existe una brecha de usuarios que esta iniciativa quiere mutar.
“En todos los museos de Europa se viene detectando que la primera barrera para que la gente con dificultades no vaya es porque no son capaces de encontrar información. Seguro que a todos nos ha pasado”.
Tras una primera actuación, que consistirá en realizar informes que aclaren por escrito qué se está haciendo en la actualidad en el continente para revertir esta situación, que es “poco”, el proyecto tiene una segunda pata fundamentalmente digital.
Si el primer paso es conseguir que esos colectivos lleguen a esos museos, el desarrollo de una aplicación web que facilite toda esa información en formatos accesibles es de absoluta “prioridad”: horas de apertura y cierre, disponibilidad de escaleras mecánicas y ascensores, senderos para sillas de ruedas, información en braille... “La idea es que esa ‘app’ devuelva los conocimientos que se necesiten en multitud de formatos: en texto, con letra grande, en voz, con pictogramas...”, explica Doval.
A continuación, el segundo producto será otra aplicación, pero de más enjundia y con un trasfondo didáctico, con texto, imágenes, audio y vídeo. Una herramienta interactiva capaz de generar actividades educativas accesibles para adultos, como, por ejemplo, tours de descubrimiento guiado o cazas del tesoro. Justo como se hace con los más pequeños.
"¿Por qué presuponemos que un adulto tiene más capacidad para apropiarse del contenido de un museo que un niño? Es al contrario”
El equipo encargado de elaborar ambos instrumentos tecnológicos será el dirigido por el profesor e investigador Enrique Costa, desde la UVigo, con experiencia en la creación de aplicaciones de esta temática, “para personas con diferentes tipos de discapacidad, sobre todo para pequeños autistas”. “Ahora, el reto es adaptarlo a personas mayores”, comenta Costa.
Las demás organizaciones colaboradoras son la Asociación Empresarial de Portugal, con sede en Oporto; Workshops of Culture de Lublin, en Polonia; y el Icelandic Textile Center, situado en la ciudad islandesa de Blönduós. Doval explica la selección:
“Hay que aprender de los que logran atraer más a estos colectivos. Y los que tenemos menos participación ver qué podemos hacer para mejorar”.
En cualquier caso, la meta es desarrollar unos programas que sirvan para todos los países que forman la Unión Europea: “Todos tenemos el mismo problema en mayor o menor medida”. Una vez terminado el proyecto, dotado con casi 170.000 euros, los mecanismos serán de libre acceso y gratuitos para todo el mundo, por lo que el impacto potencial, allá por el verano de 2023, se extenderá incluso a adultos con necesidades especiales de todo el globo.
