Controlar los espacios públicos, proteger a las autoridades locales y custodiar sus edificios, prestar auxilio en caso de accidente, dirigir el tráfico, intervenir en la resolución de conflictos privados cuando sean requeridos, instruir atestados por siniestros viarios en casco urbano, proteger las manifestaciones… Son las funciones más habituales que afrontan los agentes de la Policía Local, unas tareas que tratan de acometer en su día a día pese al raquitismo de las plantillas. En Galicia, los 129 concellos que cuentan con unidades policiales propias tenían al cierre de 2019 un total de 493 plazas vacantes de las 2.783 totales, lo que supone casi un 17% más de puestos sin cubrir que el ejercicio anterior (422), según la memoria de actividades de Policías Locales del año pasado coordinada por la Vicepresidencia Primera, Consellería de Presidencia, Xustiza e Turismo.

Desde hace años, las unidades de seguridad municipales en la comunidad están bajo mínimos. Una situación marcada por los efectos de la crisis pero que en los últimos años se agravó por la congelación de las oposiciones de empleado público que impuso el Gobierno central en 2012. Para tratar de aliviar este déficit en las plantillas de la Policía Local, la Xunta asumió en 2018 la convocatoria de plazas de agentes y auxiliares para dar cobertura a los ayuntamientos adheridos al convenio por el que se delegan en el departamento dirigido por Alfonso Rueda los procesos de selección, que influyen un curso de formación en la Academia Galega de Seguridade Pública (Agasap) y las prácticas correspondientes en el ayuntamiento al que sean destinados. Los efectos de la creación de esta bolsa autonómica para cubrir las vacantes empezarán a notarse a partir de este año, ya que el plazo medio de cada proceso desde que se realiza la convocatoria hasta que se hace efectiva la incorporación es de al menos nueve meses.

Ante el estallido de la pandemia, un total de 69 ayuntamientos gallegos reforzaron sus unidades de seguridad municipal con un total de 235 efectivos. La necesidad de vigilar el cumplimiento de las restricciones impuestas por el coronavirus llevó a la Xunta a adelantar a marzo la incorporación de 134 agentes locales. El inicio de su actividad no estaba previsto hasta el mes de julio, pero con el estado de alarma Vicepresidencia acordó que iniciasen las prácticas de inmediato y dejar la parte teórica para cuando la desescalada lo permitiese. Además, otros 101 auxiliares se habían sumado en los meses anteriores a los cuerpos municipales de 38 municipios. Con este refuerzo tras las limitaciones del coronavirus, más de la mitad de los concellos con Policía Local (en total son 129) han logrado cubrir parte de sus vacantes.

Al cierre de 2019, eran 2.783 las plazas convocadas en las unidades de Policía Local de la comunidad, de las que 493 estaban vacías, bien por bajas, excedencias o jubilaciones. Son 71 vacantes más que el año anterior, lo que supone un aumento del 16,8%. De las cuatro provincias gallegas, A Coruña es la única que presenta una tasa de puestos sin cubrir por debajo de la media autonómica; 17,3% de sus plazas totales. A la cabeza se colocan Lugo y Ourense, con casi un 29% y un 27,2%, respectivamente. Y en Pontevedra, casi una de cada cuatro puestos está vacío (23,8%).