Después de cómo la pandemia ha afectado al ritmo académico el pasado curso escolar, los expertos no creen que la pérdida de un día de actividad docente, que además podría recuperarse en cualquier momento del año si fuese preciso, sea “significativa” y, en cambio, “prolongar un poco más” la vuelta al “cole” tras las fiestas navideñas “siempre ayuda” a controlar la difusión del COVID.
Por todo ello, epidemiólogos gallegos ven “razonable” la decisión que ha tomado Cataluña de prolongar un poco más las vacaciones de Navidad de los escolares y en algún caso consideran que es un ejemplo a imitar por Galicia. Por ahora, no obstante, la Consellería de Educación solo indica que está “viendo” esa propuesta, que realizó el sindicato Anpe, y que se adoptaría por criterios sanitarios.
Los consellers de Salud y Educación catalanes anunciaban el miércoles que, de entrada, quedaba postergada la vuelta a las aulas, prevista para el 8 de enero, al día 11 para distanciar en lo posible el regreso de los encuentros familiares tradicionales en estas fechas. En el cómputo solo suponen la pérdida de un día lectivo, pero para expertos como Juan Gestal, Miguel Álvarez o Francisco Caamaño se traducen en cinco días. Y cuatro o cinco días, como apunta Gestal, constituyen el período medio de incubación de la dolencia.
En esa línea han tomado la decisión las autoridades catalanas: “Es una medida preventiva que tiene que facilitar que los hipotéticos contagios durante las vacaciones de Navidad y hasta el día de Reyes lleguen a la escuela en la mínima expresión posible”, alegó el titular de Educación catalán, Josep Bargalló, quien añadió que la medida, que se adoptó a instancia de la comunidad educativa, en línea a los consejos de la Comisión Europea y del Departamento de Salud, comportará “una reducción de riesgos y menos confinamientos” en enero.
"Las autoridades tienen la última palabra"
Con todo, Cataluña no descarta prorrogar más esa reincorporación si las circunstancias epidemiológicas no acompañan. A esas circunstancias se remite también el epidemiólogo y exdecano de la facultad de Medicina de Santiago Juan Gestal, para quien “todo depende mucho de la situación epidemiológica”. A su juicio, es una decisión que deben determinar las autoridades sanitarias, quienes tienen, recalca, “la última palabra”, pero añade que puede tomarse “condicionada”. Es decir, tenerla prevista “en el caso de que se vea que sea preciso”.
En lo que respecta a Cataluña entiende la opción como “razonable” porque un estudio realizado precisamente en esa comunidad concluye, apunta, que “la mayoría” de los escolares menores de 15 años con el COVID se contagiaron en casa y “llevaban el virus a las escuelas”. “Puede ser esa la razón”, señala. En todo caso, sostiene que “cuantos más días” pasen desde los contactos hasta el regreso a los centros educativos, más tiempo hay para poder determinar si hay contagio. Otra cosa, conceden, es que para algún progenitor pueda conllevar problemas de conciliación, pero “hay que intentar” buscar un “equilibrio”, matizan tanto Miguel Álvarez como Francisco Caamaño.
"Solo supondría un día lectivo"
Al primero, jefe de Alertas Epidemiolóxicas de Pontevedra, la iniciativa catalana le parece “muy buena idea”. En la práctica, sostiene Miguel Álvarez, solo supone un día lectivo –aunque cree que tres días más o menos no afectan mucho al rendimiento educativo– y “estaría bien” que pasasen algunas jornadas desde las fiestas por si surge algún caso positivo, argumenta. De hecho, señala, los sanitarios se temen que a partir del 6 de enero pueden empezar a surgir casos. “Esa quincena de enero me preocupa mucho”, admite. Por eso le “parece bien” aplazar unos días el reinicio de las clases. Aconseja ver la evolución a partir del 6 y apunta que, “si se tiene que prorrogar una semana más incluso, siempre es bueno para prevenir”.
"Es una propuesta razonable"
De la misma opinión es Francisco Caamaño, epidemiólogo y titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago, quien es “partidario de imitar” en Galicia una propuesta “tan razonable” y que tiene “mucha lógica”, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un viernes y “no tiene demasiado sentido” volver ese día a clase. “Los escolares van a sentirse felices y creo que contribuye a prolongar un poco más la distancia y eso siempre ayuda”, sostiene. Aduce que, pese al mensaje que se traslada desde las autoridades, instando a quedarse en casa y a controlar las reuniones, “durante las fiestas hay mayor riesgo de que niños entren en contacto con otros niños o adultos”. Porque un día lectivo tiene “arreglo”, opina, y, aunque conciliar siempre está encima de la mesa, la propuesta por ahora es de solo un día.
