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La crisis del COVID dispara en un 30% el interés por convertirse en profesor

Las universidades recibieron ocho candidaturas por cada plaza en los másteres que dan acceso a la profesión docente | Este curso, 5.597 solicitudes optaron a 711 matrículas

Alumnos de un instituto atienden a las explicaciones de su profesor J. DE ARCOS

Querer ser profesor está de moda. Da igual si la idea surge por vocación o por el simple hecho, para nada menospreciable, de encontrar una salida laboral a una titulación con pocas puertas abiertas. Las consecuencias derivadas de la pandemia han elevado este interés, tanto que las tres universidades gallegas aprecian un mayor aluvión de solicitudes para estudiar los másteres que dan acceso a convertirse en docente. Sin ir más lejos, para el presente curso, recibieron un 31% más de demandantes que a finales de 2019. Sin duda, la oferta de empleo público en educación para los próximos años es también un reclamo para aquellas personas que anhelan un empleo fijo, más allá de sus querencias.

La carrera por entrar en un posgrado que acredite las capacidades necesarias para ser profesor de alguna asignatura en Secundaria, Bachillerato o Formación Profesional va camino de parecerse a la disputa de una oposición multitudinaria. Cada año es más concurrida. En el curso 2020-21, para este tipo de estudios, hubo una matrícula para cada ocho demandas. En cifras absolutas se traduce en 5.597 solicitudes para un total de 711 plazas disponibles. Son 1.334 candidaturas más que el año pasado, lo que quiere decir que el interés por convertirse en docente en el año de la pandemia aumentó un 31%. Además, es una realidad que no solo se da en Galicia: en el resto de facultades del país también perciben cierto incremento.

La admisión depende del título de acceso y el expediente previo

Se trata de un interés al alza en los últimos tiempos, pero la efervescencia del actual contexto ha roto las tablas estadísticas. Ante una crisis económica, el empleo público es siempre un refugio seguro. En este sentido, el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, anunció hace pocas semanas una nueva OPE en el ámbito educativo de 1.500 nuevas plazas que, añadidas a las 3.600 convocadas, suman más de 5.000 comprometidas para 2021 (en las que hay anotadas más de 25.000 personas) y 2022. Aparte de las correspondientes a 2020, cuyos exámenes se realizarán igualmente el año próximo. Para acceder a uno de esos puestos, tener una titulación de estas características es requisito indispensable.

Las tres universidades gallegas han notado este impulso de manera prácticamente idéntica. En la de Vigo, han pasado de recibir 1.342 solicitudes a 1.708 para los mismos 280 asientos. Son un 27,3% más que en 2019 y un 69,1% a mayores que hace tan solo dos años, cuando los candidatos a especializarse en alguna rama de la educación secundaria apenas superaban el millar.

Semejante evolución transcurre unos kilómetros más arriba. En Santiago, sigue habiendo las mismas 222 plazas. Sin embargo, las solicitudes crecieron en un 33,5%, en casi 700 individuos más: de 2.070 a 2.763 (en 2017, eran la mitad: 1.410). Por tanto, más de 2.500 fueron excluidos. Por su parte, en la de A Coruña, las peticiones se acrecentaron otro 32,3%: de 851 a 1.126. No obstante, el número de sitios continúan inamovibles: 209. El criterio de selección es la nota media del expediente de la titulación de acceso.

“Los vocacionales son minoritarios, la mayoría lo hace por encontrar trabajo”

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  • Carmen Morante - Decana de la Facultad de Educación de la USC

Carmen Morante es la decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Santiago. Y también preside la Conferencia de Decanos de esa misma área de toda España. Desde ahí, confirma el incremento del interés por los másteres de profesorado “en los últimos años”. Lo achaca a una conjunción de “varios factores”: a la inminente reforma de la profesión docente, al interés por trabajar en “una profesión regulada”, y al “requisito” de tener la titulación para poder continuar formando parte de las listas de sustitución abiertas excepcionalmente por la pandemia por la Xunta y las demás comunidades.

–La demanda para acceder a estos másteres crece cada año. Pero las plazas no. ¿Debería aumentar la oferta?

–De ninguna manera. Igual que hay que revisar los títulos, hay que revisar la oferta. Pero con criterios rigurosos. La oferta tiene que estar regulada por las posibilidades de inserción. En los últimos cuatro años se han egresado 144.000 personas en toda España.

–¿Existe un perfil de solicitante?

–Podemos hablar de un perfil vocacional, muy minoritario. Y, en otros casos, el más habitual, de un perfil más estratégico y práctico, que lo hace por abrir un ámbito de inserción laboral, sujeto a convocatorias públicas y a una situación como la que estamos de dificultad de empleo.

–A los que no lo cursan por vocación, ¿qué les pide?

–El aspirante debería conocer muy bien la profesión antes de tomar esa decisión, deben analizarla. Que la tomen con razones de peso, no solo por abrir posibilidades. De hecho, en la reforma de la profesión, ya hemos planteado incorporar pruebas de acceso específicas que valoren el componente vocacional, como en Finlandia.

–De todos modos, y ligado a la vocación, sigue habiendo problemas en la convalidación de las titulaciones. Un periodista no puede dar clases de Lengua, pero un arqueólogo sí.

–Entre los cambios que hay que hacer en el máster esta es una cuestión urgente. Hay un problema de alineación en las especialidades. Es un problema normativo, el Ministerio tiene que definirlo con claridad.

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