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NARCOTRÁFICO EN GALICIA

Juan Carlos Santórum intentó eludir su arresto por el alijo del “Karar” ofreciéndose como confidente policial

Durante la reunión, en un monte de Meaño, recibió y mostró los mensajes que le anunciaban su detención al día siguiente

El buque “Karar” y el alijo de cuatro toneladas de cocaína tras su llegada al Puerto de Vigo. R. GROBAS

El arousano Juan Carlos Santórum, considerado jefe del clan Santórum y sospechoso de dirigir uno de los grupos de narcotransportistas más activos de Galicia, se erigió en confidente policial horas antes de que el pasado 25 de abril fuera abordado en el Atlántico el Karar, un narcobuque que navegaba hacia Vigo en pleno confinamiento con 4.000 kilos de cocaína, según recoge una pieza secreta de las diligencias, cuyo secreto acaba de alzar la magistrada del Juzgado de Instrucción 3 de Vigo. Las fuerzas antidroga seguían los pasos al barco y al grupo de Santórum, que sería el encargado de recoger la droga en planeadoras, pero éste se enteró de la operación policial así que la recogida del alijo en el mar nunca se produjo e intentó evitar su arresto ofreciéndose a “colaborar” con los investigadores.

Braulio Vázquez, amigo y supuesto lugarteniente de Juan Carlos "que figura dado de alta como colaborador policial en la UCIC", llamó a su contacto de la Udyco (grupo contra la droga y el crimen organizado) de Pontevedra. Quedan en un monte de Meaño el 24 de abril y Braulio manifiesta al policía que un tal “Javi” pasó por su casa para pedirle si sabe de alguien que pueda desembarcar 4.000 kilos de cocaína que llegarán en un mercante. Desembarco, que según informa Braulio al policía, iba a realizar la organización de Charly, pero con la caída de otro alijo de 3.700 kilos el mes anterior y la detención de Fernández Pajuelo, no podían hacerlo porque había gente fugada.

El día 25 por la mañana Braulio llama al agente antidroga, le comunica que el desembarco es inminente y quedan en el mismo monte a las 23.00 horas. También acuden a esa reunión Juan Carlos Santórum y su cuñado Emilio, quienes manifiestan que quieren aportar información sobre la embarcación. Insisten que los días anteriores detectaron que eran objeto de seguimiento y que alguien de Aduanas les va a informar en breve.

La documentación intervenida incluye operaciones abiertas e información de narcos, empresas y barcos

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En plena reunión el móvil “encrochat” de Santórum empieza a recibir mensajes de “alguien” de Aduanas al que habría pagado 10.000 euros. Así, le comunica que Juan Carlos, Eugenio y Braulio, los tres que están con el agente antidroga, “están jodidos” porque el mercante está ya “trincado” y es el Karar. Les dice que sus detenciones están previstas para el día siguiente y facilita el resto de las identidades de los 13 arrestos previstos en tierra. Todos, excepto Juan Carlos –que permaneció fugado cuatro meses– y los tripulantes del barco, incluido el único gallego y notario de la entrega que venía a bordo, están en libertad ya.

El agente avisa a sus jefes y comprueba que es verdad. El 11 de mayo, un informante anónimo comunica al grupo antidroga de Vigo que el “tema” de la cocaína del Karar, cuenta con la ayuda de un aduanero de Vilagarcía que se llama Pablo: “Es marinero de las lanchas, vive en una mansión en Vilagarcía, muy cerca del carnicero al que apalearon hace poco. Hoy Pablo a las 22.00 horas va a visitar al escapado –en alusión a Santórum– para entregarle teléfonos nuevos para que se pueda ir del país”. Los agentes comprobaron que la información era buena pero no pudieron seguir al aduanero porque salió de su casa en moto aunque llovía mucho.

Juan Carlos Santórum, con su abogada Carmen Ventoso, antes de entrar en los juzgados de Vigo para entregarse. R. GROBAS

Aduanas busca cómplices del funcionario detenido con su mujer

Juan Carlos Santórum nunca ha sido condenado por narcotráfico, aunque ahora cumple los 2 años impuestos por un delito de revelación de secretos con dos guardias civiles, que le proporcionaron miles de archivos con las principales operaciones antidroga abiertas en Galicia. Su fuga, en plena operación policial del Karar, puso en evidencia su excelente relación con un funcionario del Servicio de Vigilancia Aduanera de Vilagarcía (SVA). Pablo S. V. habría sido quien le advirtió del apresamiento del barco, pero parece que su aportación iba más allá y formaría parte de la organización, pues fue detenido en su coche en Madrid, junto a su mujer, cuando un colombiano les entregó una bolsa con 370.000 euros, posiblemente para Santórum –fugado entonces–, como pago de los seis kilos de cocaína que habría llevado el aduanero y que se encontraron en el piso al que subió el colombiano con el logo de ONG, el mismo que Santórum mencionó en unas grabaciones telefónicas. “Pablo S.V. , además de ser la cara visible del clan Santórum, juega un papel importante en la organización, siendo el encargado de gestionar los pagos de la venta de la mercancía de Juan Carlos Santórum, ya que los kilos de cocaína encontrados en el domicilio de la calle Alpujarras de Leganés son de la marca ONG, y es de la misma marca que se habla en las conversaciones encontradas en el teléfono móvil”, recoge un informe del GRECO.

Su alto nivel de vida los delató

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El funcionario del SVA había sido investigado en otras cinco operaciones antidroga. Con su mujer, profesora de guardería, llevaba un alto nivel de vida. Coches de lujo, un suntuoso chalé en Vilagarcía, colegios privados en Pontevedra para sus hijos y un centenar de pares de zapatos y bolsos de lujo en el armario de ella, hace que los investigadores apunten que la mujer participaba y conocía los negocios supuestamente ilegales de su marido. En el registro domiciliario se encontró mucha documentación y la preparación de otro posible alijo en un velero. El informe de Aduanas es tajante: un tripulante de patrullera como Pablo S.V. no tiene acceso directo a la documentación intervenida, entre la que figuran investigaciones antidrogas activas; pasaportes ligados a narcotraficantes; nombres de barcos con antecedentes y empresas exportadoras para preparar el tráfico en contenedores. Aduanas ha abierto una investigación interna y busca a posibles cómplices.

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