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Crónica Política

La ventaja

Así que, por si alguien lo dudase todavía, la noticia de este periódico de que Portugal va a por todas de cara a la captación de inversiones mediante facilidades mil, quede como prueba del nueve su anuncio sobre el AVE entre Braga y la vieja frontera, con trato especial para el puerto de Leixoes. Hay muchos factores que le dan ventaja sobre los intereses de Galicia, y no solo que en Madrid hay un ministro, Ábalos, que es una desdicha para el noroeste, sino que Lisboa lleva ventaja desde hace mucho sobre lo que este cuadrante y sus comunidades practican para compensar.

Dicho, como siempre, desde la opinión personal y con todo respeto, se argumenta la segunda afirmación –la de la ventaja– entre otras razones porque tanto Asturias como Galicia y Castilla y León no han pasado todavía de las musas al teatro o, puesto en prosa, están en una política de alianzas que por ahora lleva a ninguna parte. Lo que no representa tanto una crítica, que también, cuanto la constatación de que no existe modo razonable de reclamar los asuntos cuya evidencia de interés general no pueden discutirse. Y menos si aquí, los que deberían, empezando por el delegado del Gobierno, no apoyan.

Y es que ya va siendo hora de que alguien pregunte en serio si el papel que corresponde a ese cargo es solo el de una especie de comisario jefe de policía y “embajador” de Moncloa –esta y las anteriores– o, en verdad, una representación que funciona en doble dirección. Si es aquella, apenas sirve para algo que no se necesita, porque los Cuerpos de Seguridad del Estado ya tienen dirección aquí; lo que resulta imprescindible es que la delegación actúe en estrecha coordinación con la Xunta también.

Es lo cierto, medible, que casi siempre, pero de forma más destacada en estos últimos tiempos, ha sido exactamente al revés. Pese a los datos, la actitud de esa delegación parece, en exclusiva y al menos de puertas afuera –en todo caso, un mal método–, la de un defensor bis del Gobierno central y sus dos partidos coaligados incluso frente a los intereses gallegos. Nada se ha visto ni en la reclamación del IVA, ni en el apoyo a infraestructuras claves, ni en los Presupuestos Generales del Estado, sin olvidar algo como el AVE Madrid-Galicia, de cuyo remate nadie quiere acordarse.

Ahora surge otra ventaja, si se compara la actitud de Lisboa con la de Madrid. Cuando Portugal incluye en sus cuentas generales la terminación de la alta velocidad ferroviaria para pasajeros hasta el Miño, y coloca al aeropuerto de Oporto más cerca aún, Galicia no tiene previsión concreta alguna para rematar el suyo, inicialmente previsto Ferrol-frontera portuguesa y que se ha limitado a un eje Vigo-A Coruña. Y como casi siempre, nadie parece darse por enterado, más allá de alguna nota “aclaratoria”, un par de protestas ocasionales y tres o cuatro excusas tan manidas que ya no se las cree ni el que las expresa. De ahí, casi seguro, viene gran parte de los males.

¿No...?

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