En Galicia se da, cada vez más, gato por liebre. Y con la pandemia, las compras online se han multiplicado en todos los sectores (tecnología, textil, calzado, juguetes, mobiliario…) y los delincuentes han tirado de la picaresca para intentar sacarse unos euros extra. A las habituales estafas que favorecen el anonimato y el vacío legal de Internet (el móvil de última generación que llega en forma de ladrillo, joyas o ropa que nada tienen que ver con el anuncio, productos de alta cosmética que no resultan serlo, coches en venta inexistentes, alquileres de pisos turísticos en los que el supuesto propietario desaparece al quedar al recoger las llaves e incluso reclamaciones de multas de la DGT o de la Agencia Tributaria), se suman los timos que se han valido del COVID. Desde supuestos sanitarios que cobran por un chequeo en casa para detectar el contagio hasta incluso la venta de productos para tratar el coronavirus.

Las estafas han crecido este año hasta tal punto que ya representan uno de cada cinco delitos detectados en la comunidad. De las 53.775 infracciones penales denunciadas entre enero y septiembre en Galicia –una media de 199 cada día–, un total de 13.265 han sido estafas –45 diarias–, de ellas 1.232 bancarias, según detalló ayer el delegado del Gobierno, Javier Losada, tras la publicación por parte del Ministerio del Interior del balance de delincuencia de los primeros tres trimestres del año.

La otra cara de la moneda que deja la pandemia por el confinamiento en casa durante el estado de alarma y las restricciones de movilidad es la caída de las cifras globales de criminalidad, un 10,6% menos que las infracciones penales denunciadas en el mismo periodo del año pasado –casi 6.400 menos–. Esos más de 53.000 delitos contabilizados hasta septiembre, según destacó Losada, suponen “la mejor cifra de los últimos 10 años”. En el conjunto autonómico, se alcanzaron las 27,3 infracciones penales por cada 1.000 habitantes, 12,4 puntos por debajo de la media nacional, lo que mantiene a Galicia –apuntó el delegado del Gobierno– como “una comunidad segura, buena para vivir y para trabajar”. De hecho este índice la convierte en la cuarta autonomía con menos delitos per cápita.

En las cuatro provincias se produjo un descenso de la tasa de criminalidad este año. A Coruña se coloca a la cabeza con 28,8 infracciones penales por cada 1.000 vecinos (casi tres puntos menos). En Pontevedra, el índice alcanza el 28,5 (2,5 puntos menos que hace un año), Ourense, un 24,5 (2,1 menos) finalmente Lugo, un 21,2 (1,5 menos).

A Coruña y Pontevedra son las que concentran el mayor número de delitos en lo que va de año, con 23.418 (43,5% del total) y 19.182 (35,7%), respectivamente. A gran distancia, cierran la lista Ourense, con 5.425 infracciones penales y Lugo, con 5.040. Fue A Coruña la provincia gallega que registró un mayor descenso en sus cifras de criminalidad respecto a los primeros nueve meses de 2019 (-12%), seguida de Ourense (-10,7%), Pontevedra (-9,2%) y finalmente Lugo (-8,8%).