Si la pasada semana la Xunta anunciaba el aplazamiento a 2021 de todas las oposiciones previstas para este año por la situación de crisis sanitaria, ayer se conoció el esquema que se seguirá en la realización de las futuras pruebas, también marcadas por el Covid-19, cuyos efectos se extienden a todas las actividades económicas y relaciones sociales. Las oposiciones, en este contexto, serán insólitas. De hecho, frente a la práctica habitual, para una misma categoría el Gobierno gallego prevé que las pruebas se puedan hacer en turnos, días y sedes distintos y con exámenes diferentes sobre el mismo temario. Todo ello para evitar las aglomeraciones de personas e intentar guardar las medidas de seguridad.
Estos cambios se recogen en ley de acompañamiento de los presupuestos, cuyo proyecto lo aprobará hoy el Consello de la Xunta, y ayer se discutieron en la mesa general de Función Pública con los sindicatos, si bien estos no tendrán capacidad de negociación ni de plantear correcciones al texto porque se llevará de forma inmediata al Parlamento y ya solo los grupos parlamentarios podrán presentar enmiendas a la ley, que entraría en vigor, presumiblemente, a finales de febrero.
La razón de modificar el esquema de las oposiciones es la de dotar al Ejecutivo autonómico de mayor libertad y margen de maniobra para realizar los procesos de selección de personal, sin necesidad de ajustarse a la estructura férrea con que habitualmente se organiza y que consiste en citar en un solo día para hacer el mismo examen a cientos o miles de personas, generalmente en el recinto ferial de Silleda.
Pero como no se quiere concentrar a tantas personas juntas por el riesgo de extender el coronavirus, la Xunta ha diseñado un nuevo marco con numerosos supuestos que le confieren una notable flexibilidad para organizar y afrontar las pruebas. Porque son más de 40.000 las personas inscritas en las oposiciones que se iban a celebrar este año, de las que cerca de 15.000 competirán por la categoría de subalterno, la que presenta un mayor número de aspirantes. Las plazas que había en juego este año son 7.380, si bien todas ellas quedaron aplazadas para 2021 al no poder celebrarse por la crisis sanitaria.
En la exposición de motivos, el Gobierno gallego alega las “circunstancias excepcionales” derivadas de la pandemia, lo que hace recomendable que cada consellería de la que dependan orgánicamente las oposiciones pueda adoptar diversas medidas para garantizar la seguridad sanitaria, aunque deberán justificarlas de forma motivada y siempre y cuando persistan las precauciones forzadas por el coronavirus.
Entre las opciones que se detallan figura “la posibilidad de realizar los ejercicios de los procesos selectivos en distintos turnos, realizando en su caso distintas pruebas sobre el mismo temario; además, se podrán realizar los ejercicios en distintas sedes, distribuyéndose las personas aspirantes de la forma que determine el órgano convocante, siempre que quede garantizado el respeto a los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad en el acceso al empleo público”.