Una cuarta parte del suelo urbano gallego carece de viviendas y la Xunta pretende aprovechar esos solares para compactar los núcleos de población, combatiendo así el minifundismo y la dispersión que hace de la comunidad el territorio con más asentamientos del Estado. En esta estrategia, el Gobierno gallego dará un paso más limitando las urbanizaciones aisladas para no dañar el paisaje, obligando a los ayuntamientos a diseñar sus planeamientos con una máxima: extender su malla constructiva y no generar nuevos enclaves.
Esta norma consta en las Directrices da Paisaxe de Galicia, un compendio de declaración de intenciones, medidas y obligaciones para fomentar una Galicia más sostenible e integrada en el territorio.
Esta regulación, que se une a la batería de medidas con el Plan de Ordenación do Litoral, el desarrollo de la Lei da Paisaxe o el Catálogo da Paisaxe, establece directrices y recomendaciones para el desarrollo urbanístico de todas las administraciones, incluidos los ayuntamientos.
“Las determinaciones del PGOM (Plan General de Ordenación Municipal) evitarán nuevos desarrollos que no sean realmente necesarios para atender la demanda”,
Esto establece el documento, al que ha tenido acceso FARO, en sintonía con la intención de la administración gallega de aprovechar los solares urbanos sin desarrollar frente a nuevos enclaves.
En este punto, destaca el intento de fomentar cierta continuidad paisajística, limitando urbanizaciones aisladas salpicando el territorio.
“Los nuevos desarrollos se anexarán al tejido urbano existente, manteniendo el carácter compacto del núcleo. De esa forma, se evita la aparición de tramas urbanas discontinuas que fragmentan el paisaje”
Esto reza el texto, que ha sido enviado por la Consellería de Medio Ambiente al Consello Asesor da Paisaxe, paso previo a su aprobación por parte del Consello del Ejecutivo.
Habrá excepciones. “Se excluye de esa exigencia a los desarrollos que tengan como objeto la creación de suelo industrial o terciario y que justificadamente deban separarse de zonas urbanas existentes”, añade el borrador.
La conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, presentó ayer las líneas maestras del documento en compañía del director del Instituto de Estudios del Territorio, Francisco Barea, y declaró que prevé su aprobación definitiva en 2021, cuatro años mas tarde respecto a los planes iniciales del Ejecutivo, previos a su llegada al departamento.
Directrices da paisaxe de Galicia
1. El paisaje pasará a tener un papel predominante en el desarrollo urbanístico.
2. Los concellos deberán tener en cuenta su afectación a la hora de nuevos proyectos constructivos.
3. Cada concello deberá identificar paisajes y vistas emblemáticas que deberán ser protegidos.
4. Cada desarrollo urbanístico deberá contar con un informe de su impacto paisajístico y sonoro.
5. La Xunta limitará las urbanizaciones aisladas para dar continuidad a las zonas urbanas y no dañar el paisaje.
Vázquez expuso nuevos condicionantes para algunas infraestructuras. Por ejemplo, los tendidos y redes eléctricos deberán ser subterráneos en los nuevos desarrollos urbanísticos. Además, “los proyectos de alta tensión que atraviesen un Área de Especial Interese Paisajística (AEIP) calcularán la cuenca visual desde todas las alternativas de trazado”, según la consellería.
Estas directrices fijan la obligatoriedad de que el paisaje sea un elemento determinante de las políticas urbanísticas en Galicia para proteger así el patrimonio natural de la comunidad. Ya en 2011, la Xunta comenzó a idear su plan para proteger vistas emblemáticas del ladrillo, como reveló FARO.
Galicia ya cuenta con un registro de paisajes emblemáticos, pero las citadas directrices obligarán a los concellos a identificar vistas y parajes que consideren relevantes y a protegerlos en los planes urbanísticos. No solo eso, sino que a la hora de impulsar nuevas construcciones deberá justificarse su escaso impacto visual y sonoro para poder salir adelante, si bien cada municipio deberá adaptar esta norma.
Para combatir el feísmo, la Xunta obligará también a retirar carteles y señales de obras o actuaciones públicas una vez expirado el plazo de permanencia.
En esta línea, deberá analizarse la integración de grandes vías de comunicación. Los puentes de más de 50 metros de longitud, por ejemplo, requerirán un informe del organismo competente en materia de paisaje.
También se impondrá un mayor protagonismo de las zonas verdes, que no podrán ser “marginales”, sino tener un papel relevante, siendo epicentro de los desarrollos urbanísticos.
