Quien vive del turismo en Galicia afronta sin reservas y con expectativas “muy negras” el puente de la Constitución y las Navidades, épocas que no van a servir para revertir los datos de un año que el sector ve ya “insalvable”, lastrado por la crisis derivada de la pandemia de la covid-19.

“No hay arreglo alguno. Estamos cada vez más hundidos. Sábados, domingos, lunes... Todos los días son iguales, no hay clientes”, afirma la presidenta de la asociación Hostelería Compostela, Sara Santos.

Las nuevas limitaciones a la movilidad impuestas, en principio, hasta el próximo 4 de diciembre, y que en otros puntos alcanzarán hasta el día 11, son el último golpe para un paciente que está “clínicamente muerto” y que reclama ayudas “para poder comer”, en palabras del presidente del Cluster Turismo de Galicia, Cesáreo Pardal.

Desde la hotelería tradicional y las casas rurales hasta los viajes internacionales, pasando por el mundo de los autocaravanismo, todos los segmentos se ven afectados en este periodo final del año por la incertidumbre de lo que ocurrirá con los cierres perimetrales y demás medidas restrictivas, como el toque de queda.

Si las casas rurales fueron una opción con tirón tras la desescalada del primer confinamiento, ahora el escenario es el contrario y no hay “ni siquiera consultas”, según el responsable de Fegatur, Franscisco Almuiña.

Tras un barrido a dueños de este tipo de alojamientos en zonas como Ribeira Sacra, A Mariña y el entorno de A Estrada, señala que “suena a chiste, pero alguno traslada que tiene un 2% de ocupación”.