Los alumnos que ahora se sientan en primer curso en alguna de las facultades gallegas lo han hecho tras superar una selectividad anómala y muy condicionada por la evolución de la pandemia del coronavirus. La presencia de la enfermedad y el cese de la actividad lectiva presencial por el confinamiento motivaron que el Ministerio de Educación se plantease una nueva estructura para el examen para garantizar la equidad entre los candidatos al margen del temario que hubiesen impartido. Sin embargo, las pruebas se celebraron de forma presencial en dos tandas: julio y septiembre.

Sin embargo, la selectividad que dará acceso a los campus el curso que viene podría no ser presencial. Al menos, esa posibilidad queda abierta en el proyecto de orden del Ministerio de Educación en el que las autoridades determinan las caracteristicas, el diseño y el contenido de la denominada ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade) y sus fechas.

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En concreto, el documento, al que se pueden presentar alegaciones hasta finales de este mes, especifica como novedad respecto a ejercicios anteriores que “si estuvieran en vigor medidas sanitarias excepcionales que impidiesen la realización de las pruebas en las condiciones habituales de presencialidad dentro del plazo previsto, los órganos responsables podrán, en ejercicio de sus competencias, establecer, para la totalidad o parte del alumnado inscrito en dichas pruebas, un procedimiento virtual y fiable para su realización”.

“Los órganos responsables podrán, en ejercicio de sus competencias, establecer un procedimiento virtual y fiable para su realización”

No indica cómo sería dicho procedimiento ni dónde realizarían los estudiantes los exámenes, aunque este pasado curso hubo precedentes de evaluaciones on line (o al menos telemáticas) en las universidades –esa fue la recomendación del ministro Manuel Castells–, en algún caso no exentas de polémica y con la discusión de fondo de cómo evitar la copia, e incluso se defendieron tesis vía internet desde el inicio de la pandemia.

En la última selectividad ya había finalizado el período de confinamiento, pero el Gobierno prefiere plantear un plan B por si se produce una situación similar. En todo caso, en primera instancia se apuesta, como en el resto de los niveles educativos para este curso, por la presencialidad. Este año el examen se hizo guardando distancias y con presencia de mascarillas y gel.

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La norma también establece las fechas en que tendrían lugar los exámenes. Educación alega que para interferir lo “mínimo” con el desarrollo de Bachillerato en los institutos y para “garantizar” que los interesados puedan matricularse “con normalidad” en los campus, se fija que los de de la convocatoria ordinaria deben finalizar antes del 18 de junio (es decir, en los plazos habituales), y los de la extraordinaria, antes del 9 de julio o del 16 de septiembre, en función de cuándo hagan las pruebas las comunidades. Galicia optó el pasado curso por dejar la extraordinaria para septiembre. La comunidad optó por hacer los exámenes en tres días, si bien reordenó las materias, aunque el Gobierno sugirió, como ahora, cuatro o cinco. Además, según la orden se mantiene la mayor opcionalidad como el pasado año: el alumno puede elegir un número de preguntas marcado de modo que pueda alcanzar la máxima puntuación al margen de las circunstancias del proceso de aprendizaje.