Por otra parte, la veinte veces prometida LAV que debería unir Vigo con Ourense por Cerdedo para rebajar los tiempos de viaje a Madrid, tras 15 años de ruegos y súplicas al Ministerio gestor de la Infraestructuras, sigue hibernada esperando, no nos engañemos, el deceso final.
¿Debe Vigo seguir como convidado de piedra cuando se siguen dando pasos firmes para avanzar y mejorar otras infraestructuras no siempre tan necesarias? Evidentemente, no. Pero ¿hay alguna posibilidad de revertir esta situación de perdedores y transformar la energía viguesa en hechos que cambien el actual y fatal destino? Claro que sí.
Unir Vigo con Ourense por una ruta “verdaderamente directa” pasando por Porriño/Mos, Mondariz y siguiendo el curso alto del río Tea (de unos 88 km de longitud), dejaría Vigo a 25 minutos de Ourense (45 menos de lo que lo haremos vía Santiago), el mismo tiempo que exigirá la ruta Ourense-Santiago, de igual distancia, al ser recorrida por los verdaderos trenes AVE.
El itinerario de esta “línea directa” a la salida de Vigo es coincidente hasta el entorno de Porriño con la proyectada Salida Sur hacia Portugal (justamente el tramo más caro, que debe cruzar en túnel bajo los montes de Puxeiros). Ahora bien, incluyéndolo como parte de la LAV directa hacia Madrid, Transportes podrá incorporar su coste en la conexión hacia la Meseta, ahorrándose unos sustanciosos 350 millones de euros, cifra estimada del coste de este tramo.
Es decir, que si Vigo elige viajar hacia Madrid por una línea directa hacia Ourense que le ahorraría 45 minutos en el viaje a Madrid frente a la vuelta por Santiago, consigue además disponer de la Salida Sur hacia Oporto, sólo con el reducido coste de Porriño hacia el Río Miño, por tratarse de un tramo corto, llano y rectilíneo.
Otras ventajas para Vigo serían que convierte su moderna estación de Urzaiz en “pasante”, pues los trenes continuarían a Pontevedra, Vilagarcía o Santiago. Además, Vigo y su área metropolitana, donde se halla el gran mercado, serían el destino primero de los AVE procedentes de Madrid, frente a otras soluciones que alcanzan primero Pontevedra y condenan a Vigo a ser última estación y además “de término”.
Como la solución Cerdedo sigue, tras 15 años, en la línea de salida, los plazos de esta LAV directa a Ourense y la Salida Sur serán los mismos, e incluso menores, porque Transportes verá un planteamiento racional y de optimización inversora en las futuras infraestructuras. Resumiendo: Vigo tiene en su mano la decisión.
*Ingeniero Técnico de Obras Públicas