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Como en el “cole”, pero desde casa

El plan de la Xunta de enseñanza virtual si hay cierre de aulas, centros o encierros regirá desde 3º de primaria

La enseñanza en Galicia, tendencia virtual

Galicia ha presentado un plan B para la educación por si la situación sanitaria se complica todavía más y hay que ir a un confinamiento o, sin necesidad de que llegar a ese extremo, para solucionar la enseñanza en aulas o en centros que están cerrados por la incidencia de la pandemia. El objetivo de la Administración gallega es que esa alternativa que pasa por el recurso a lo digital “incida lo mínimo posible en el normal desarrollo de la actividad lectiva” y ese será su principal rasgo, al menos según lo formuló ayer el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, quien destacó que se establece un sistema “reglado” y “estable” de docencia virtual que ofrece a los estudiantes el “poder tener unas rutinas lo más parecidas posible” a las de la enseñanza presencial.

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“Uno de las claves” para conseguirlo son los denominados “horarios espejo”, que se traducirían, según desgrana el Plan de Ensino Virtual ante a Covid-19, en “un horario muy similar al que se desarrolla en régimen de presencialidad”, solo que se emplearían las herramientas que ha habilitado la Xunta para la enseñanza on line, es decir, la plataforma de videoconferencia, que ya se usó en plena primera ola llegando a registrar más de mil encuentros en red en un solo día, como las aulas virtuales. Tanto profesorado como alumnado “deberán conectarse a la hora que se establece en el cuadro horario”, especifica el Plan de la Xunta, y las tareas que se encarguen a los alumnos deben “asemejarse lo máximo posible” a las que recibirían en el aula. Los docentes pueden conectarse desde casa, si tienen los medios, o los colegios.

Manuel Vila, Román Rodríguez y José Luis Mira, ayer, en Santiago. Xoán Álvarez

A partir de estas premisas, los centros disponen de una semana –desde la publicación de la resolución oficial que será, avisa Rodríguez, “inminente”– para elaborar sus propuestas de horarios. Además de ser “similares” al del habitual del día a día, deben cumplir otros dos requisitos: respetar la carga lectiva de cada área, dividida entre un 60% de docencia y otro 40% para las tareas del alumno, y “respetar” sus tiempos de descanso. La Xunta enfatiza que el momento de la conexión entre profesorado y alumnado debe fijarse “con antelación suficiente” para poder “aprovechar” el horario lectivo. Mantener la “interacción” entre los dos colectivos, subraya, es un eje de la continuidad del proceso educativo.

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El conselleiro enfatizó que la intención es tranquilizar a las familias con un plan “completo, con horarios definidos, y clases y tareas organizadas” –el jefe de estudios recibirá cada semana la lista de actividades de los docentes– y añadió que se prevé un sistema de evaluación del trabajo del alumnado, cuya asistencia se controlará. También habrá tutorías con los escolares y sus padres, que se enterarán si se pasa al plan B desde la web del centro y abalarMóbil. En todo caso, esta propuesta para cuarentenas o confinamiento se aplicaría a partir de 3º de primaria, dado que la Xunta entiende que por debajo de esas edades lo aconsejado por los expertos es “centrarse” en tareas o deberes, no tanto en el uso de un aula virtual.

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Tras la propuesta, que se resume, apuntó Rodríguez, en una “réplica” o “una especie de transposición del horario real en el mundo virtual”, la intención de la Xunta es que la actual crisis sanitaria “no derive en una crisis educativa” al “reducir lo máximo posible el impacto” y “blindando” la “equidad” y “calidad”, dijo, que caracterizan al modelo gallego. No obstante, el plan recibió ya críticas del BNG, que lo definió como una “nueva bofetada” a la comunidad educativa y cuestionó el plazo de 7 días puesto a los centros.

LOS CENTROS DEBERÁN ASUMIR LAS NECESIDADES MÁS URGENTES DE EQUIPOS DE SUS ALUMNOS

 

Los centros deben hacer deberes previos, incluidas “simulaciones” para comprobar cómo funcionan los protocolos de actuación en caso de cierre, pero también les atañe el detectar las necesidades de equipos entre sus alumnos y las de formación en el seno de su profesorado.

 

Respecto a la dotación de dispositivos, una cuestión que generó preocupación en la primera ola de virus, el Plan establece que se “garantizará” el derecho a la educación y su equidad, también disponiendo de los medios informáticos para el seguimiento de la enseñanza virtual por parte del alumnado que lo precise.

 

No obstante, en un primer momento –el “primer día de cierre”– los equipos directivos afrontarán con sus propios recursos tecnológicos las necesidades TIC “más perentorias”, según el documento. Luego trasladarán de forma “urgente” a inspección el listado de alumnos que quedan sin cobertura y la Amtega se encargará de proporcionar los ordenadores. Serán de nuevo competencias del centro el repartirlos a las familias que los precisen (y recogerlos cuando no hagan ya falta) y el organizar una reunión virtual para explicarles a las familias el funcionamiento del aula virtual. Rodríguez no dio una cifra de cuántos equipos se prevén repartir. Sí lo hizo el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, cuando hace un mes anunció un plan de contingencia para la educación no presencial o semipresencial. Entonces indicó que unos 20.000 dispositivos –17.000 al amparo de la participación del Gobierno gallego en la iniciativa estatal “Educa digital” y otros 3.000 aportados por la Xunta– se pondrían a disposición de los estudiantes no universitarios “más vulnerables, que se sumarían a los 34.000 portátiles de Abalar.

 

Otra de las patas del plan es la formación en las herramientas telemáticas que se utilizarán, tanto en alumnos como docentes. El profesorado que precise formación en la materia, la recibirá, reza el plan, de “forma inmediata”. El conselleiro informó de que están en marcha más de 900 cursos para esa formación TIC y que si en el último trimestre del pasado curso unos 7.500 profesores actualizaron sus competencias digitales, en el actual otros 18.000 más se están formando en herramientas tecnológicas y en su aprovechamiento didáctico.

 

Aunque el conselleiro no puso fecha a un posible confinamiento que obligue a generalizar el Plan de enseñanza virtual –lo consideró “hipotético y no deseable”– e insistió en la idea de que los centros “no son lugares de transmisión” del coronavirus, porque la mayoría de casos proviene del ámbito familiar y social, sí admitió que hay que estar en “alerta” y “seguir preocupados”. “Los protocolos están funcionando gracias a la implicación de la comunidad educativa y del grandísimo trabajo del profesorado”, subrayaba en Twitter.

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