La tradicional dispersión de Galicia ha obligado a estirar la red de abastecimiento y saneamiento hasta los lugares más recónditos y su extensión complica y encarece ahora el mantenimiento de la misma. Según el inventario que aporta Fedea las actuales infraestructuras hidráulicas de la comunidad gallega tienen un valor de casi 15.000 millones de euros.
