A Mariano Rajoy le tocó sortear la recesión económica de 2007 cuando en la UE se imponía la receta de la austeridad. Ahora se está apostando por políticas de gasto expansivas para superar la crisis derivada del Covid-19 y el expresidente del Gobierno está de acuerdo, pero advierte: "algunos pueden pensar que hay barra libre". E insiste en que "gastar lo que no tienes al final lleva a la quiebra". Por eso, pese a que se haya suspendido el pacto de estabilidad durante los años 2020 y 2021 -que obligaba a mantener un equilibrio en las cuentas-, defiende que se debería presentar igualmente una senda de contención del déficit para los próximos tres años porque eso generaría "confianza" y daría "credibilidad" a la economía.

Ésta fue la reflexión que aportó ayer Rajoy en un coloquio con el profesor de Ciencias Políticas, Xosé Luis Barreiro en un encuentro organizado por la Fundación Empresa Universidad Gallega (Feuga) al que asistieron el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, además del vicepresidente Alfonso Rueda y el conselleiro de Educación, Román Rodríguez.

El expresidente del Gobierno se mostró de acuerdo con algunas de las medidas adoptadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez como los ERTEs, el Ingreso Mínimo Vital o la liquidez a las pequeñas empresas, pero advirtió: "¡Cuidado! Este año nos vamos a ir a un déficit por encima del 10%, no sé cual será el déficit del año 2021, pero será considerable; y luego, cuando Europa vuelva a pedir ir a una situación de déficit razonable a la que nos hemos comprometido, es muy duro y muy difícil, y yo lo he vivido", apuntó.

Por eso, considera necesario establecer ya un "plan de salida del gasto público". "Gastar demasiado vale para un año o vale para dos, pero al final, genera deuda, genera desconfianza y, lo peor, genera pérdida de riqueza y desempleo", señaló.

El expresidente del Gobierno destacó además que además hay que gastar bien y, en su opinión, hasta ahora el Ejecutivo central "las únicas decisiones que ha tomado son paliativas, pero no hay medidas estructurales" y citó cambios en materia digital o educativas.

Hay dos puntos fuertes, sin embargo, que, a su juicio, pueden jugar a favor a la hora de superar las actuales dificultades económicas "no hay crisis financiera y la economía es más flexible".

En concreto, se refirió a la reforma laboral aprobada durante su mandato y que, según defendió, fue "capital" para emprender la recuperación económica tras la crisis de 2007. Por eso ahora, Rajoy asegura que "se echa las manos a la cabeza" cuando escucha que hay que suprimirla "por razones puramente sectarias o doctrinarias".

Y aunque no acudió al acto organizado por Feuga para "meterse con nadie", el popular arremetió contra los populismos y, en concreto, contra Podemos. "Estar en sus manos a España no le sirve para nada", advirtió.

Rajoy considera que la recuperación económica no va a venir de un Gobierno donde está la formación morada. Lo "peor" en una crisis sanitaria y económica como la del Covid-19 es, en su opinión, la "inestabilidad política". Y también que se cuestione la Constitución. "Eso genera desconfianza en la gente", recriminó.

Así, tachó de "letal" que se intente "revisar todo lo que ha ocurrido en España en el pasado". "Hay gente que está poniendo en tela de juicio la Constitución española, la monarquía... es un disparate", lamentó.

Esto le dio pie para analizar las razones del auge de los populismos. Apuntó a la crisis que obligó a imponer recortes en el gasto público, a las redes sociales, al "elitismo" de algunas administraciones o a la "ruptura de la movilidad social": "Ahora la gente no ve tan claro que puedan prosperar socialmente como antes y los que están arriba tienen miedo a bajar".

Pero, según explicó, estos partidos se han quedado "en un puro cesarismo, en una obsesión por la táctica, el relato y el teatro y terminan por perder su lustre".