Cuando a principios de año nadie sospechaba de la sucesión de tormentas que se avecinaban -en forma de pandemia mundial, primero, y de escándalos en la familia real, después-, Juan Carlos I planeaba hacer de Sanxenxo una especie de segunda residencia. Esas intenciones se torcieron, pero la abrupta salida de España del rey emérito no ha cortado el vínculo con la localidad pontevedresa. Allí, junto a su amigos y compañeros de regatas, habría celebrado su última cena en el país en el que reinó durante casi 40 años.

Según una información del diario El País, Juan Carlos I llegó a Sanxenxo el domingo en su propio coche, acompañado de sus escoltas y un asesor, con la intención de despedirse de su círculo, muy relacionado con el mundo de la vela. De hecho, se alojó en la casa de Pedro Campos, su inseparable compañero de navegación y regatas en las últimas décadas. Durante la cena, de acuerdo con las fuentes citadas por el periódico madrileño, se mostró más animado que los propios comensales, a lo que comunicó que deja el país por un tiempo indefinido. En la reunión habló de las competiciones de vela futuras y del inevitable tema de la pandemia del coronavirus.

El rey emérito habría salido de Sanxenxo alrededor de las 7:30 del lunes, horas antes de que la Casa Real difundiese el comunicado en el que se informaba de que abandonaba el país. Se especula con que su destino fuese el aeropuerto de Sá Carneiro, en Oporto, desde el que habría volado a un tercer país, que podría ser la República Dominicana. Otras fuentes lo sitúan en el mismo Portugal; sin embargo, ni el Gobierno ni la Casa Real han aclarado el paradero de Juan Carlos I.