El próximo día 7 de agosto arrancará la nueva legislatura del Parlamento gallego y los 75 diputados recibirán, junto con sus credenciales, una insignia institucional. Pero esta ya nada tendrá que ver con la creada en 2005, fabricada en oro de ley y con un precio de 172,5 euros la unidad. La que se repartirá ahora será de aleación y costará solo 2,6 euros. En quince años, su valor ha disminuido un 98,5%.

La pieza que se ideó en abril de 2005, con José María García Leira como presidente del Parlamento, era de oro. El primer lote de insignias se adquirió con un coste por pieza de 172,5 euros, que, multiplicado por los 75 diputados que tomaron posesión inicialmente (a lo que habría que sumar los cambios posteriores), ascendió a un total de 12.937,5 euros. Un cifra muy alejada de los 195 euros que se gasta ahora el Parlamento en los pins que recibirán los 42 diputados del PP, los 19 del BNG y los 14 del PSdeG, dado que para la nueva legislatura se han modificado el diseño y material de las insignias, abaratando sensiblemente su precio.

No obstante, no es el primer cambio. Desde su creación ha estado sometida a constantes actualizaciones que han ido bajando su precio. La que se creó en 2005 era de oro de ley y esmalte y tenía unas medidas de 20 por 1,7 milímetros entre los puntos más sobresalientes, con un coste de 172,5 euros. El lote adquirido en 2008, con emblemas de oro y esmalte, tuvo un valor de 142,9 euros por unidad; mientras que en 2012 se adquirió un lote de insignias solo chapadas en oro y esmaltadas, con un coste de 28,3 euros (estuche y pin), en plena época de recortes presupuestarios derivados de la crisis económica.

El Boletín Oficial del Parlamento de Galicia publicó el pasado 20 de julio un acuerdo de la Mesa de la Diputación Permanente -presidida por Miguel Santalices (PP) el 14 de julio- por la que se modifica el anexo del reglamento de las distinciones y condecoraciones del Parlamento. Fuentes de la Cámara autonómica consultadas por Europa Press ratificaron que la modificación atiende, fundamentalmente, al tamaño de la insignia, que aumenta su diámetro pero reduce el grosor, lo que "facilita la elaboración por parte del artesano encargado de este trabajo".

Pero no solo queda modificado el tamaño, sino que también cambia el material del que están hechas estas insignias. Así, ya no será una pieza siquiera dorada, sino una aleación metálica realizada en dorado oxidado, con un diámetro total de 19 milímetros y un grosor de 1,3 milímetros. El reajuste resulta "estéticamente casi imperceptible" y se traduce en un menor coste de la insignia, según fuentes parlamentarias.