Tras la crisis del Covid-19 hay que curar no solo el cuerpo, sino también el "alma". Es la reflexión del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, que defiende que hay lecciones de la pandemia que no se deben olvidar como la "unidad en la colaboración, la reconciliación, la libertad, el respeto a los derechos y la responsabilidad ante los deberes". También apeló a la defensa de la "solidaridad y la cultura del cuidado común. "Son logros a los que no podemos renunciar", añadió. Y con esta base plantea reconstruir el tejido económico, "teniendo en cuenta siempre el bien común".

En su homilía, con motivo de la Ofrenda al Apóstol, el arzobispo se mostró consciente de la "incertidumbre" que ha generado la pandemia del Covid-19, pero resaltó también las lecciones aprendidas: "caímos en la cuenta de lo esencial de la vida y de la urgencia de ayudarnos mutuamente".

En su réplica a la Ofrenda realizada por el rey Felipe VI, el arzobispo razonó que el coronavirus hizo salir a la sociedad de su "burbuja, en la que aparentemente estaba todo controlado". "Somos frágiles y vulnerables", señaló. Pero estas palabras no fueron una incitación al desaliento. Por el contrario, Barrio proclamó: "seamos valientes en nuestra propia debilidad!". Y para ello hay que trabajar unidos.

Barrio alertó contra el "individualismo" que favorece "violencia, injusticia y opresión" e hizo un llamamiento a remar todos juntos para superar la crisis sanitaria: "Todos estamos en la misma barca", añadió.

Y, por supuesto, el arzobispo tuvo presente en su discurso a las personas que murieron por la pandemia "o por cualquier otra cosa" y también rememoró a las víctimas del accidente del tren Alvia.

En una misa con pocos fieles para respetar las medidas de seguridad ante el Covid-19, Julián Barrio agradeció a los reyes que compartieran las "angustias y sufrimientos y preocupaciones" de los ciudadanos

Finalmente, el arzobispo de Santiago pidió la intercesión del Apóstol para que "todos los pueblos de España construyan una sociedad por el camino de la esperanza", así como a los gobernantes, para que "sepan encontrar, en diálogo sereno y respetuoso con la verdad, soluciones a los auténticos problemas" que preocupan a los españoles. Y también abogó por aquellas "personas que ofrecen sus mejores esfuerzos para responder a las exigencias de los demás".