Los últimos minutos de escrutinio de la noche electoral, con un escaño, el número 75, jugando al pimpón entre PP y PSdeG por la provincia de Pontevedra -que al final se decantó por unos cuantos votos (apenas 47) del lado de los socialistas- dejaron abierta la partida electoral. El voto de los gallegos residentes en el exterior resultará decisivo. Serán ellos, y de nuevo por ese puñado de sufragios de diferencia, quienes decidan si finalmente el escaño 75 recae en los populares -que verían así reforzada su mayoría absoluta pasando de 41 a 42 diputados- o si los socialistas conservan ese asiento parlamentario número 15, una de las pocas alegrías de la cita electoral -por marcar un avance de un diputado respecto de los resultados de 2016- que no les librará de ser tercera fuerza en O Hórreo.

El final del recuento de la noche de los comicios en Pontevedra mantuvo la incógnita hasta el final. Hasta que las pantallas del sistema oficial habilitado por la Xunta no recogieron los resultados al 100% escrutado en la comunidad, el último diputado por la provincia de Pontevedra desconocía su destino. Finalmente se lo llevó el PSdeG, aunque este resultado podría cambiar tras el recuento del voto exterior que se prevé llevar a cabo el próximo lunes. El PP necesitaría aventajar en tan solo 47 votos a los socialistas para arrebatarles el asiento en liza.

El recuento de los 5.726 votos emitidos por los gallegos que viven en el extranjero, pero que están inscritos en el CERA, será decisivo, por tanto, para cerrar el marcador. Ocurre además en unos comicios en los que el voto emigrante ha caído de manera estrepitosa. Según datos provisionales facilitados por las embajadas y consulados al Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, apenas el 1,24% del censo exterior para este proceso ha participado en los comicios. En 2016, anterior peor registro de participación de la emigración en unos comicios autonómicos, se emitieron 10.777 sufragios.

Tradicionalmente "popular"

Tradicionalmente el voto exterior ha recaído en el PP. Los populares ganaron las urnas de la diáspora en 2001, 2005, 2012 y 2016. Solamente el PSdeG consiguió imponerse entre los residentes ausentes en 2009, con los socialistas gobernando en Madrid y en Galicia, en el final del mandato del Gobierno bipartito formado por socialistas y nacionalistas en 2005, con Emilio Pérez Touriño como presidente y Anxo Quintana en la Vicepresidencia.

En 2016, la referencia temporal más reciente, la pugna se libró en la provincia de Ourense, donde los socialistas esperaban que la diáspora les diese un diputado más; algo que, finalmente, no se produjo.

En esta ocasión, y en vista de los precedentes, los populares confían en conquistar ese escaño 42 que vendría a reforzar la mayoría absoluta ya conseguida, la cuarta de Alberto Núñez Feijóo. El líder del PPdeG se anotaría el resultado electoral más abultado desde que aterrizó por primera vez en San Caetano en el año 2009, aunque seguiría a uno del récord de Manuel Fraga, con el que empató con cuatro mayorías absolutas consecutivas.

El presidente provincial del PP de Pontevedra, Alfonso Rueda, se mostró ayer convencido de que el voto exterior dará a su partido un diputado más por la provincia. Rueda reconoció ante la Junta Directiva del PP, que los últimos minutos de escrutinio de la noche electoral le dejaron "sensación agridulce" por no adjudicárselo.

Por su parte, el presidente de la Xunta en funciones valoró ayer el "excelente resultado" del partido más allá de que haya un "escaño arriba o abajo" e independientemente de la photo finish.

Desde el PSdeG, Gonzalo Caballero, admitió en las últimas horas que los resultados dejan a la formación en un momento difícil que le toca a él gestionar, ya que no prevé dar un paso atrás en la dirección del partido. En este "momento de dificultad y complejidad", en el PSdeG no las tienen todas consigo acerca del éxito o no que les pueda deparar el voto de la diáspora.